Conmemoran 113 años del Combate Naval
Chiapa de Corzo.- La Fiesta Grande de Chiapa de Corzo engloba muchísima historia de este pueblo mágico, no solo se refiere al acontecimiento de la visita de doña María de Angulo, como ya hemos relatado. Este lunes, como cada 21 de enero, se celebró el Combate Naval.
Un poco de historia
La historia nos cuenta que el 28 de agostode 1552, el pueblo de Chiapa pasó a depender directamente de la Corona Española, por lo que se le denominó Chiapa de la Real Corona, época de la cual data el combate, según el padre Tomás Gage, que visitó al entonces pueblo de Chiapa en 1626.
El Combate Naval rememora las batallas de conquista, acontecidas entre los años de 1524 y 1528, y de pacificación, entre los años 1532 y 1534, sostenidas entre los españoles e indígenas chiapanecas, recreadas pirotécnicamente por el espíritu belicoso e indomable del chiapaneca.
El antiguo Combate Naval, se cree que estaba dedicado al dios chiapaneca Nandada (Dios del agua) y a Nombobi (Dios sol), y en homenaje a Nangularí, fundador de Teochiapan y en memoria a Sanguieme, líder principal y mártir de los chiapanecas en las batallas de conquista y de pacificación que tuvieron con los españoles, quien fue ejecutado en la Pochota en la sublevación indígena de 1534.
El magno evento fue instituido dentro de la fiesta tradicional de San Sebastián, el 21 de enero de 1906, por don Aristeo Toledo, Jefe Político del Departamento de Chiapa, que consiste en una batalla entre canoeros que venían formados en orden de combate y hacían fuego con luces de bengala simulando una batalla entre españoles y chiapanecas.
Es así como cada noche del 21 de enero se realiza en las aguas del Río Grande de Chiapa, el Grijalva, lo que consiste en un espectáculo de fuegos artificiales de mil colores, otra leyenda cuenta que esta demostración pirotécnica se ha venido celebrando desde el año de 1599; época en la cual Fray Pedro de Barrientos, vicario de la iglesia de Santo Domingo de Guzmán, fue quien fomentó la enseñanza de la pirotecnia a través de los juegos navales, aprovechando la vocación guerrera de los indígenas.
Este evento se convirtió en una diversión para los chiapanecas y con el tiempo en un espectáculo para los visitantes, por lo que Enrique Santibañez, Aristeo Toledo Roldan Penagos, el pirotécnico Nicolás Espinosa y su hijo Cenobio, Francisco Macías y I capitán Cevallos, integraron el equipo que planeó y creó la versión moderna del combate naval, inspirados en la batalla de puerto Arturo, y que por primera vez fue presentada el 21 de enero de 1906.
El Combate Naval 2019
Desde que comenzó a meterse el sol, gente de la capital y de todas partes del estado comenzaron a llegar a Chiapa de Corzo, para encontrar un buen lugar para estacionarse o simplemente para apreciar el combate.
Familias enteras, parejas, grupos de turistas llegaron poco a poco al malecón, donde te podías encontrar renta de sillas en 80 pesos por persona, o si querías disfrutarlo en lancha, 150 pesos; los más vivos apartaron lugar en las escaleras o parados, quienes llegaron temprano.
A eso de las 7:30, las lanchas se empezaron a llenar de curiosos espectadores, algunos que iban por primera vez a presenciar el espectáculo, y otros que lo han convertido en una tradición año con año.
Decenas de lanchas surcaron el río Grijalva para acercarse al islote donde se concentran toneladas de pirotecnia, que arderían más tarde para llenar de colores el cielo, embarcaciones llenas de gente alegre, que cantaban, gritaban y echaban porras por la ocasión.
En la orilla, había de todo: vendedores de elotes, frituras, micheladas, brochetas, tamales, refrescos, accesorios, recuerditos... el mexicano todo lo hace negocio, y había para satisfacer todos los gustos.
Pasadas las ocho, las lanchas comenzaron a moverse para agarrar un buen lugar, y la gente, a la expectativa, preparaba sus cámaras y teléfonos para tomar registro de esta tradición, que lo mismo sorprende a locales que a extranjeros.
A cinco minutos de las nueve, en el ex convento de Santo Domingo, se alcanzó a divisar una luz de bengala, señal del gobernador para que el combate diera inicio, y fue cuando comenzaron a arder los primeros fuegos.
Chispas verdes, rojas y doradas empaparon el cielo, reflejando sus figuras en las aguas del Grijalva, dejando boquiabiertos a quienes lo presenciaban tanto en agua como en tierra, pues toda la orilla se veía repleta de gente que aprovechó la vista preferencial de sus casas y negocios.
Castillos que giraban como rehiletes, la figura de la Pila, el Parachico y la chiapaneca, se apreciaban al arder, así como otros a modo de barquitos en el agua, o las letras de “Bienvenidos a la Fiesta Grande”, en color rojo, acompañadas de aplausos y exclamaciones.
Media hora después de que solo se escuchara el “pum” y los chiflidos de la pólvora al hacer explosión, el combate terminó, y el público volvió a tierra firme, con un gran sabor de boca y la promesa de volver el próximo año.