Euroliga con un gran Madrid
El Real Madrid consiguió una importante y trabajada victoria por 92-84 ante un Anadolu Efes, que nunca se dio por vencido, en la que sobresalió el acierto ofensivo de Anthony Randolph y la garra y el acierto de Sergio Llull, fundamental cuando el balón más quema.
Con esta victoria por abrasión, porque hubo que pelear hasta el último segundo, el Madrid ve muy cerca la clasificación a los 'playoffs' a falta de diez jornadas de la fase regular.
Anthony Randolph destapó el frasco de las esencias en el primer cuarto y fue el autor de 14 de los 21 puntos del Real Madrid en ese periodo, igualando a Vasilije Micic y Krunoslav Simon, los más certeros del Anadolu Efes en el empate a 21 tras los primeros 10 minutos.
Pese a la igualdad del marcador, los turcos fueron los que llevaron la iniciativa en el juego, también en el segundo acto, en el que los ataques estuvieron más brillantes que las defensas en ambos equipos, 6 de 13 para el Madrid y 6 de 12 para los otomanos en triples.
Real Madrid y Anadolu demostraron el porqué de su puesto en la clasificación y que la victoria era más importante para ambos que otra cualquiera.
No fue, sin embargo, un juego preciosista y llamativo para el espectador, salvo jugadas aisladas. Lo más destacable, quizá, fue el duelo en las alturas de Tibor Pleiss y Edy Tavares y la dedicación defensiva de Jeff Taylor sobre Micic, un auténtico peligro cuando está en la pista.
Al descanso, 42 iguales y la promesa de una lucha sin cuartel en los veinte minutos restantes.
El Madrid salió del vestuario más enchufado, como lo demuestra el 9-2 tras los tres primeros minutos (51-44), gracias al dominio bajo los aros de Tavares, autor de un tapón monstruoso, y a un Randolph especialmente centrado.
El Anadolu, empero, reaccionó de inmediato y volvió a igualar el marcador, 51-51, en apenas minuto y medio. Nadie quiso regalar nada en ningún momento.
Con Sergio Llull en plena crisis anotadora, aunque demostró su genialidad con un túnel a un jugador turco y una entrada a bandeja plena de fuerza y garra, fue Randolph el que llevó la voz cantante, al tiempo que el equipo blanco iba ajustando la defensa sobre los turcos tras un gran trabajo y esfuerzo colectivo.
