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NOTIMEX

Pese a contaminación la gente hace su vida normal en la CDMX


México.- Con los ojos llorosos, una joven que vende tamales afuera de una estación del Metro es testigo de cómo los transeúntes van y vienen, siguen con su vida cotidiana, pese a que en las calles aún es perceptible la bruma que provoca la contaminación ambiental que se registra desde el pasado 10 de mayo.

Luego de cinco días con altos índices de contaminación, los capitalinos realizan su vida normal, pues “tenemos que ir a trabajar” aunque el humo "sacó de onda" a varios de los capitalinos, nunca pensaron que se debía a la contaminación provocada por incendios en diversos puntos de la Ciudad de México.

En un recorrido de Notimex por la capital del país, principalmente en las zonas poniente y sur el ambiente brumoso persiste, pese a que este martes autoridades locales decretaron contingencia ambiental extraordinaria por partículas (PM2.5)y ozono, además de la restricción a la circulación vehicular.

En el sur de la ciudad, a la altura de la estación Xomalli, del Tren Ligero, sobre la calzada México-Xochimilco, algunas personas viajaban con cubreboca, pero otros prefirieron no hacerlo, “porque les estorba”, no están acostumbrados.

“Yo salí desde muy temprano y sentí el golpe del olor a quemado, a humo, y pensé que se veía así porque había neblina; después, me di cuenta que no era neblina, pues ni frío hace, sino al contrario mucho calor, fue entonces cuando entendí que era la contaminación”, dijo Juan Carlos de 25 años de edad.

A su vez, la señora Carmela, de 57 años de edad, quien apurada llevaba a su nieta al kínder, recordó que cuando ella estaba embarazada de su hija, que ahora tiene 34 años, hubo una alarma por la contaminación, era como por el 85, 86, "los pajaritos caían muertos en la calle".

“Me acuerdo que me puse muy triste y pensé, ¡Qué mundo le estoy dejando a mis hijos!, entonces, deje de fumar. En ese entonces se dijo que se debió a que los contaminantes se encerraron como si el Distrito Federal fuera una esfera sellada, a causa de una inversión térmica, era invierno, y según esto por el frío, eso había sucedido, y los pajaritos fueron los que la pagaron”, relató.

Penélope Gutiérrez, abogada de profesión y quien se dirigía a una junta de trabajo a la zona del Pedregal, se desesperó del transporte público colectivo y decidió tomar un taxi, pues, aunque su carro sí circulaba, prefirió no sacarlo.

“A mí me sacó mucho de onda que el viernes, cuando salí de casa de mi mamá, en la noche, percibí un olor a quemado y los ojos me ardían, pero no como siempre sino más, y después me enteré que era por los incendios. La verdad estoy muy preocupada, tengo una bebé de un año y medio, y me alarma ver que esto de la contaminación no se resuelve, qué vamos hacer”, comentó.

Durante el recorrido entrevistamos a personas que trabajan en la vía pública, como a Don Chucho, quien tiene un puesto de periódicos y una tiendita improvisada, sobre la avenida Viaducto-Tlalpan, afuera del Instituto Nacional Electoral (INE).

Don Chucho relató que a él le dolía mucho la garganta, y los ojos le lloraban mucho, pues nunca el humo de los cigarrillos que los jóvenes fuman junto a su puesto le habían provocado ardor en los ojos; pero fue el lunes, cuando abrió, que comenzó con esas molestias.

Sin embargo, también hay gente que dice que no siente nada, como el policía auxiliar que custodia el puente peatonal que atraviesa Periférico Sur, pues solo hoy le tocó estar ahí, y los demás días, aunque estuvo asignado a otras tareas, pero también en la calle, “no sentí nada, ni me duele la garganta, ni me arden los ojos, será que ya me acostumbre”.

Mucha gente en la ciudad confía en que con las restricciones que se implementaron, disminuya la contaminación pues les preocupa, sobre todo a las mamás, que si aumenta o no se quita, se vayan a suspender las clases en las escuelas, pues eso sí sería un grave problema para muchas, “pues a dónde dejamos a nuestros hijos”.

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