¿Funcionaría una tarjeta de crédito contra el cambio climático?
Como parte de las estrategias que están surgiendo a nivel mundial para reducir los efectos del cambio climático y el calentamiento global, en meses pasados la empresa sueca Doconomy anunció la creación de la primera tarjeta de crédito que en lugar de recompensar el consumo máximo de bienes y servicios, impedirá a los usuarios seguir comprando cuando este consumo haya sobrepasado el límite de emisión de dióxido de carbono (CO2).
Dado que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtió que, derivado de las continuas emisiones de gases de efecto invernadero, es probable que a finales de siglo el incremento de la temperatura mundial alcance entre 1.4 y 5.5 grados centígrados, este tipo de iniciativas llama la atención no solo en términos ambientales sino también sociales y de tecnología financiera, conocida esta última también como FinTech, puesto que pone de relieve la pregunta de si realmente es posible efectuar cambios sustanciales y globales de manera individual.
Al respecto de la tarjeta DO Black, Patricia Espinoza, Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) comentó que “las personas también están pensando en el medio ambiente en su vida diaria; incluso tomando decisiones más informadas sobre lo que compran. Por eso nos complace dar la bienvenida a esta iniciativa emprendida por Doconomy”.
Sin embargo, no a todos convence este tipo de iniciativas y se muestran escépticos respecto de su éxito. David Cortés Poza, candidato a doctor en Ciencias Computacionales y analista externo de la Oficina de Información Científica y Tecnológica para el Congreso de la Unión (INCyTU), advirtió en entrevista para del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT) que esta tarjeta corre el peligro de quedarse en un nicho muy reducido de consumidores.
“Creo que puede tener algún impacto, pero se me hace que el sistema de pagos va por otro lado. Empieza a haber mucha competencia en el mundo en los sistemas de pagos y la innovación no viene por el lado de las tarjetas de plástico –ya sean de débito o crédito-, que son tecnología de los años 50 y que se han ido adaptando al mundo moderno. Facebook está lanzando una criptomoneda, (mientras que) en China ya se hacen más de mil millones de pagos al día por WeChat, y la aplicación Apple payofrece opciones de pago electrónico con mayor seguridad. No sé si va a acabar siendo una tarjeta entre muchas otras más que están compitiendo en el mercado”, señaló Cortés.
Más aún, el experto explicó que el éxito de este tipo de ideas depende básicamente de las acciones, la mentalidad y la cultura de cada persona. La tarjeta limita al usuario la posibilidad de realizar pagos si rebasa un límite de CO2, por lo que no está seguro que vaya a funcionar en México, en donde la mayoría de la población no tiene un elevado nivel de ingresos ni gastos; agregó que duda de que existan condiciones para la adopción a nivel masivo de un dispositivo de esta naturaleza.
“En México ya sería posible que se use esta tarjeta en términos de regulación, pero no sé si el mercado en México sea el mejor o el más sensibilizado al tema. Por la parte de regulación financiera podría entrar. Aplaudo los esfuerzos que van en esta dirección, pero siento que el cambio climático es un problema complejísimo y que, si bien está soportado en parte por por el consumo excesivo de la gente, no sé si la solución va a venir de ahí, de una tarjeta de crédito con estas características y en un mercado en el que está ocurriendo una enorme innovación”, dijo el especialista.
El maestro Cortés concluyó que aunque este tipo de emprendimientos puedan contribuir a la reducción de emisiones de CO2, también es importante que haya otras acciones conjuntas por iniciativas de los gobiernos y los Estados, como concientizar y educar a la gente, prohibir empaques de un solo uso o la generación de ciertos deshechos, incentivar el uso de fuentes renovables y nuevas tecnologías, como autos eléctricos, invertir en desarrollos tecnológicos y otras medidas.