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Ecosistema marino devastado por caza comercial de ballenas


La caza comercial de ballenas en Japón ha provocado una cacería excesiva y está devastando el ecosistema marino, por lo que ese país debería respetar el derecho internacional y asumir el liderazgo en las medidas contra el cambio climático y la contaminación plástica, consideró Greenpeace.

“Nos preocupa que el gobierno japonés se retiró de la cooperación internacional y decidió reiniciar la caza comercial de ballenas, cuando las ballenas enfrentan amenazas como la contaminación marina”, explicó en exclusiva a Notimexel director de Programas de Geenpeace Japón, Hisayo Takada.

Greenpeace Japón reaccionó así ante la reanudación de la caza de ballenas con fines comerciales en Japón, el 1 de julio, tras formalizar un día antes su retiro de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) luego de una membresía de más de 60 años.

Takada indicó que se trata de una caza excesiva de mamíferos marinos que está devastando el ecosistema, razón por la cual la captura fue prohibida internacionalmente desde 1986 por la CBI.

“La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS, por sus siglas en inglés) requiere que las naciones miembros, incluido Japón, realicen la caza de ballenas a través de las instituciones internacionales apropiadas para la conservación, la gestión y la investigación", añadió.

El vocero de la Organización No Gubernamental en defensa del medio ambiente añadió que “en lugar de dañar su reputación internacional, esperamos que el gobierno japonés asuma el liderazgo en las medidas contra el cambio climático y la contaminación plástica”.

“Greenpeace insta al gobierno japonés a respetar el derecho internacional y reconsiderar el reinicio de la caza comercial de ballenas que pertenece al pasado”, insistió Takada.

Sus declaraciones refuerzan un comunicado previo en el que destacó que “nuestros océanos y sus ecosistemas se enfrentan a muchas crisis, como el aumento de las temperaturas del mar y la acidificación debido al cambio climático, la pesca industrial y la contaminación plástica”.

“El papel de las ballenas en los ecosistemas marinos es cada vez más importante, y la observación de ballenas es un auge mundial”, debido a todas las amenazas, algunas que pueden tardar en resolverse, pero otras como la caza comercial se pueden eliminar rápidamente.

Consideró que la amenazas a los océanos aumentan y lo que se necesita es más cooperación internacional. “Es decepcionante que Japón pierda la confianza de la comunidad internacional debido a la reanudación de la caza comercial de ballenas”.

Con su regreso a la captura comercial de estos cetáceos, Japón se une así a Islandia y Noruega como los únicos países que realizan esta práctica por tradición y cultura, haciendo caso omiso a los acuerdos internacionales de protección.

Organizaciones ambientalistas, como Greenpeace, señalan que Japón nunca dejó de capturar ballenas y la supuesta caza para la investigación que realizó por años, era en realidad la pesca comercial encubierta.

En 1987, la nación asiática argumentó fines de “investigación científica” y comenzó la caza. Hasta finales de mayo pasado se valió de la cláusula de la moratorio que permitía esa práctica.

Pese a que no tienen depredadores naturales, las ballenas se están acabando debido a la caza, el deporte y la destrucción de su ecosistema, entre otras actividades realizadas por el ser humano. Desafortunadamente, aumentar su población llevaría varios años, ya que inician su reproducción entre los 7 y 14 años.

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