Cocineras tradicionales denuncian acoso y violencia
Tuxtla.- Integrantes del grupo de Cocina Tradicional Zoque denunciaron ayer el acoso y la violencia que al parecer sufren por parte de diferentes órganos del Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez, quienes las dejaron sin un espacio para ofrecer sus platillos en el Museo Zoque de Copoya.
En conferencia de prensa en el Museo de la Ciudad, refirieron que es impensable e indignante que mientras el Ayuntamiento era la instancia que las respaldaba, ahora sea quien intente frenar un proyecto noble, que pugna por la preservación de la gastronomía zoque, por el turismo de Copoya, por el empoderamiento de este grupo de mujeres y por el bienestar económico de microsectores.
De hecho, detallaron que todo esto “nos ha ayudado a que en tres años seamos reconocidas a nivel nacional, en el Quinto Foro Mundial de la Gastronomía Mexicana con el ‘Primer Premio al Mérito de la Gastronomía tradicional Mexicana’ y el ‘Reconocimiento turístico 2018’ en el Tianguis Turístico 2018 celebrado en Mazatlán, Sinaloa”.
Hoy en día, lamentaron que, con “argumentos flojos” en términos de protección civil que alegan que la zona que ocupan en el Museo Zoque está dañada, pretenden frenar este proyecto “pero no nos vamos a dejar. Sabemos que el ala principal del Museo presenta daños, incluso por ello está cerrado, pero la zona de talleres que ocupamos está en condiciones óptimas, incluso PC, en su dictamen, describe cuarteaduras menores propias de las construcciones”.
Desde la llegada de esta administración, evidenciaron que han encontrado “tope” con instituciones como el Instituto Tuxtleco de Arte y Cultura y el Buró Municipal de Turismo, al mando de Marco Antonio Orozco Zuarth y Javier Domínguez, respectivamente, quienes “ven las políticas públicas como programas de trienios y no para que se queden y se preserven”.
Desde un inicio del proyecto, aseveraron que se enfrentaron al machismo y misoginia de varones que no querían que ellas trabajaran con la cocina en pleno centro de Copoya, “pero vencimos con diálogo ese problema que, a la larga, se volvió una fortaleza. No es posible que hoy, sea la autoridad quien ponga trabas”.
Para las denunciantes, el argumento de despojarlas del espacio no fue peligro, “es derivado de intereses personales que se han manifestado de gente egoísta que no quiere ver cómo un grupo de mujeres se une para provocar: cultura, economía, reactivación económica en el pueblo y muchos aspectos más”.
Por ello, consideraron que la preservación de las tradiciones y el bien común de las comunidades deben ser parte del apoyo del Ayuntamiento, no su cierre.