El embarazo es cosa de dos… o de tres
Tuxtla.- Estas 19 semanas se han pasado volando, no puedo creer que ya vayamos a más de la mitad de camino y que la próxima semana sabremos por fin si es niño o niña.
¡Qué emoción! Hasta me dan ganas de llorar de alegría –aunque de todos modos, casi todo me da ganas de llorar… ya saben, las hormonas-.
Hoy les quiero compartir algo que es totalmente real, incluso está científicamente comprobado: se conoce como Síndrome de Couvade, o en otras palabras, el hecho de que papá también comparte los síntomas del embarazo conmigo.
Supuestamente, todo esto se genera por compartir la carga hormonal a través de la saliva, aunque créanme que ni nos besamos tanto, pero en el 90 por ciento de las parejas, el papá también experimenta algunos de los cambios que nosotras atravesamos.
En nuestro caso, los síntomas incluso aparecieron antes de saber que estaba embarazada, sobre todo el exceso de sueño tanto en mí como en Rodrigo, que hasta ahora, él sigue padeciendo más que yo… pasó de ser un amante de los desvelos que jugaba Xbox hasta las 3 de la mañana, a acostarse a las 10, porque ya no aguanta más.
Conforme avanza el embarazo, los síntomas también lo hacen, en mi caso ya no me siento tan agotada, o sea que ya no batallo tanto al despertarme, aunque sí comienzo a sentirme más cansada en cuanto a las piernas y el vientre… en cambio, Rodrigo cada vez está más agotado y solo quiere quedarse en casa a descansar.
Pareciera mentira, o algo psicológico, pero es real, lo veo todos los días y me da mucha risa, pero también es una manera de sentirme acompañada… sobre todo en la parte de las agruras, que aunque ya pasó lo peor, él también las sufrió mucho al principio y todavía ahora.
Quizá piensen que todo esto no es exclusivo del embarazo, pero conozco a Rodrigo desde hace casi tres años y nunca lo había visto con tantas agruras, acidez y sueño, sin hablar del apetito.
Siempre hemos sido de buen diente, incluso comemos a la par, pero parece que él está ganando todos esos kilos que afortunadamente aún no se me notan a mí… ¡y qué decir de los antojos! Incluso él tiene más que yo.
Rodrigo odia dos cosas: la crema y la gelatina. ¿Pueden creer que un día traía unas ganas locas de comer gelatina? Y otro día lo sorprendí comiéndose un tomate con limón y sal… les digo, parece que el embarazado fuera él.
Los expertos señalan que los síntomas más comunes en parejas de embarazadas –incluso en parejas del mismo sexo- son ansiedad, náuseas, antojos, subida de peso, problemas para dormir, cambios de humor y fatiga, y casi todos en la lista nos han dado a los dos… él solo se ha salvado de las terribles náuseas.
Pero lo más bonito de todo no es compartir los síntomas, sino compartir la misma emoción, la alegría, la ilusión y todos los planes que tenemos cuando el bebé esté aquí afuera, con nosotros… lo más bonito es ver ese amor en su cara cada que vamos a un ultrasonido, cómo se le llenan los ojos de lágrimas o cómo los dos nos quedamos viendo cuando queremos hablarle, sin saber qué decir o por dónde empezar.
Compartir una espera tan anhelada con la persona que amas es increíble, viene a complementar toda esa emoción de ser mamá, todo ese amor que siento desde ahora que tengo al bebé dentro él lo siente, quizá de distinta manera pero con la misma intensidad, y eso es una maravilla más de este proceso.