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ALEJANDRA OROZCO

Carlos Moreno, el tritón chiapaneco


Tuxtla.- Si de natación hablamos, un nombre que sobresale es el de Carlos Moreno, quien el año pasado cruzó el Canal de la Mancha y este año completó el recorrido de los 20 puentes alrededor de Manhattan, retos que no cualquiera puede completar, y menos después de los 40.

Apodado ‘Rocky’ desde hace varios años, este personaje es uno de sus grandes ídolos, pues representa caer y levantarte, llegar al triunfo después de caídas y aprendizaje, y así lo ha hecho, pues la motivación para superar sus propias marcas vino después de un diagnóstico de cáncer.

“A los 27 años me detectaron cáncer testicular, y sie7e años después lo confirmaron en el otro testículo, a raíz de ello decido hacer el reto del Canal de la Mancha, para demostrar a los varones que después de estas situaciones podemos cumplir grandes retos y sueños”, compartió.

El inicio de un sueño

Después de revisar el panorama, Carlos se dio cuenta de que el último hombre en completar a nado el Canal de la Mancha fue Carlos Acosta a los 42 años, él tenía 45 en ese entonces y decidió hacerlo, por lo que le habla a su primo, Jordan Guzmán, quien después de decirle loco, se convierte en su coach y comienzan a planificar esta aventura.

“Primero le dije a mis papás, luego a mis hijos, todos entendieron que era una locura pero sabían a lo que me estaba enfrentando, mi mamá se quedó tranquila, mi papá me dijo que lo iba a lograr por mi disciplina y constancia”, relata.


“Nos pusimos a estudiar las condiciones, corrientes, vientos, así me preparé durante 90 semanas hasta el 17 de agosto de 2018, fecha en la que nadé 14 horas y 51 minutos, un total de 58 kilómetros en aguas de 16 a 18 grados de temperatura”.

Esto lo convirtió en el primer chiapaneco y uno de los 30 mexicanos en cumplirlo, entre los primeros cinco en hacerlo a esa edad, y sumando el cáncer que padeció, lo hace más interesante.

“Estuvimos 28 días esperando la fecha, estuvimos muy cerca de no pasar, pero el clima y las condiciones nos permitieron lograrlo, nadando de medianoche a las 3 de la tarde del día siguiente. Tan solo el cruce de Inglaterra a Francia son 33 kilómetros, pero las corrientes te orillan a moverte más”.

Fue así como la carta marítima indicó los 58 kilómetros que completó, pues cada seis horas la marea lo movía en una S casi perfecta. El plan era que sus hijos nadaran con él el último tramo, pero desde el inicio del viaje en lancha se marearon, por lo que tuvo que completar el reto solo.

Carlos recuerda que tanto en la salida como en la llegada necesitas tres metros sin sentir la arena para frenar, cuando siente la tierra se le enchina el cuerpo, pues es una sensación muy fuerte y solo se encuentra con el lanchero, pues por las condiciones no lo pudo acompañar su familia, entonces el piloto es el único que lo acompaña, lo abraza y se pone a llorar con él, para después regresar nadando 500 metros a la embarcación para que no le diera hipotermia. “Es muy emocionante nadar en otro continente, muy padre”.

El segundo reto

Después de la hazaña, decide este año emprender el reto de los 20 puentes, que fue totalmente diferente, pues no era mar abierto pero sí había corrientes muy fuertes porque iban de sur a norte y de norte a sur, siempre viendo edificios, a diferencia del Canal, donde solo se veía agua, niebla y barcos, aquí se enfrentaba al tráfico de lanchas, cruceros, ferrys y motos.

Su motivación para esta segunda aventura nace de darle seguimiento a la Triple Corona, un evento que además de esto dos, comprende un tercero en el Canal de la isla de Catalina hacia Los Ángeles, que seguramente cumplirá pero en el 2021.

“Es todo un proceso, en ambos primero tienes que aplicar para que te autoricen, uno de los requisitos es hacer nados de más de seis horas y yo ya lo había hecho en Acapulco, Yucatán y La Mancha, sin problemas me dieron fecha para el 31 de agosto, con una preparación de 45 semanas”.

Ahí también tuvieron que estudiar las condiciones y retos, pero no pudo ir su coach porque no le dieron la Visa por estar demasiado preparado y por el temor a que se quedara allá, entonces viaja con su hermano y su mujer, ella es la que funge como su coach –esta vez no se mareó-, checando el ritmo de braceo y mandándole la información a su primo.

En La Mancha, completó un ritmo de 55 mil 600 brazadas para los 58 kilómetros, en Manhattan fueron 48 mil brazadas para 48 kilómetros, esta vez fueron casi ocho horas de nado.

“Mi familia ya sabe que puedo, que me preparo, seguimos en una locura absoluta, a la que se va sumando dificultad, siempre tiene sus riesgos, por eso llevamos un seguimiento médico enfático, pero al final no sabes qué pueda pasar, es un tema de preocupación pero en el proceso solo pueden apoyarme”.

Una preparación integral

Para que todo salga bien, Carlos invita a su nutriólogo a ir a uno de sus entrenamientos para probar lo que crea conveniente que pueda funcionar para los abastecimientos, desde el primer reto intentaron con pozol, tascalate, geles, y ninguna funcionaba, porque el cacao dejaba un buen sabor pero con la sal del agua era inaguantable, entonces terminan haciendo una mezcla de hidratantes, Power Ade y proteína con amaranto, para todo el recorrido.

“El primer abastecimiento es a la hora de estar nadando y de ahí cada media hora, te avientan una botella, bebes y sigues nadando, en La Mancha tuvimos uno de los abastecimientos más rápidos, en 8 segundos, ya que si te tardas más sumas tiempo de frío, igual si te topas con una corriente y tienes que darle durísimo”.

En los 20 puentes, el abastecimiento de proteínas fue más espaciado, porque se pensaba hacerlo en menos tiempo, también omitieron las papillas de bebé, lo más sólido que se puede comer, que sí le funcionó en La Mancha.

“Además, una vez a la semana voy con una preparadora mental para hacer simulacros de cansancio, barreras, frío, hambre, aparte me cuesta mucho mantener una dieta y eso es parte del trabajo mental, usamos meditación, películas, para marcar como los clips y pasar a lo siguiente”.

Esto se compara con los maratonistas, que entre los kilómetros 32 y 35 tienen ‘la pared’, aquí no hay una como tal, porque influyen factores como temperatura del agua, ambiente, vientos y medusas, que más allá de un tiburón, los bancos de medusas son lo más temido porque es algo real, duele, arde muy fuerte y si no estás preparado te puede dar una reacción alérgica y se te cierra la garganta, por lo que es indispensable llevar un anti alérgico.

“Cuando pacto este reto, una de las cosas que hago como contador y administrador es el análisis de cuánto puedo llegarme a gastar, por ejemplo, las inscripciones oscilan entre 6 mil libras y 3 mil 500 dólares. Lo primero es que te den la fecha, de ahí, del día 1 de inicio de la preparación al regreso a casa en el Canal de la Mancha, nos gastamos unos 2.5 millones de pesos; para los 20 puentes fueron unos 600 mil pesos”, narra.

Todo eso sale de rifas, venta de comida, apoyo de la familia, y de algunos empresarios, como clínicas que ayudan con algunos medicamentos, laboratorios para estudios; en el caso de los 20 puentes lo apoyó el Gobierno del Estado con los boletos Tuxtla - México ida y vuelta para él y su coach, el ayuntamiento de Villaflores hizo lo propio con una cantidad de dinero, también su alberca, Acuática Master Center, lo apoya con la preparación desde hace tres años.

Ahí, se encuentra de 5 a 8 de la mañana dando clases a alumnos nivel máster e independientes que buscan mejorar sus técnicas y hacer historia en nados de gran fondo, algunos se preparan para los 22 kilómetros el otro año en Acapulco de los cuales algunos nadan 11, otros 10, otros menos; cada uno tiene su nivel para hacer sus propios canales y objetivos.

Más objetivos en mente

Carlos espera completar la Triple Corona para 2021, este 2020 decidieron hacer un reto en alberca, para estabilizarse económicamente, y que además le permita dejar una huella más a nivel estatal y nacional, una certificación que siente las bases para los siguientes retos de esta misma magnitud.

“No hay sueños que no se puedan cumplir, en este 2020 meteremos con este reto el tema de ‘cuídate como hombre’, ya que el cáncer testicular es de los más dañinos y mortales en hombres y no estamos acostumbrados a la prevención”, señaló.

El atleta señala que a nivel natación máster y aguas abiertas de gran fondo, Chiapas está en pañales, pues si bien ha habido algunos campeones a nivel nacional y mundial de hace muchos años, son de hasta 21 kilómetros, por lo que recientemente se ha estancado esta disciplina.

“Lilly Anzueto, por ejemplo, fue campeona de aguas abiertas en 21 kilómetros, igual Adolfo Solís, en ese entonces en el Cañón del Sumidero eran 15 kilómetros de nado y posterior lo más que se nadaba eran 21, eran mis compañeros de nado en el club donde estábamos, son muy buenos pero no hay campeones de gran fondo”.

Es decir, él fue el primero en dejar huella a nivel mundial y nivel México, quedando en el lugar 48 en los 20 puentes, algo que no cualquiera logra, pero considera que no se puede demeritar lo que se ha hecho hace más de 20 años, que se retoma hace pocos años y el boom está tomando camino, tuvimos una campeona mundial de 5 kilómetros el año pasado, pero en gran fondo todavía no.

“Por último, quisiera agregar que nos cuidemos como hombres, estoy trabajando en un proyecto de una asociación contra cáncer de testículo, es importante el constante cuidado tanto para hombres como mujeres, el de hombres sigue siendo un tabú, un testículo grande no es señal de masculinidad, su tamaño no debe pasar de 5 o 6 centímetros, y si pasa, mucho cuidado, este cáncer es uno de los más agresivos”.

Carlos ha sido contactado por algunos hombres que están atravesando por este diagnóstico, por lo que le da alegría que su testimonio esté pegando y dejando huella. Lo puedes contactar a través de sus redes sociales como Carlos Moreno y en Acuática Master Center, donde además, hay excelentes entrenadores en todos los niveles, y para todos los gustos.

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