Familiares de víctimas de feminicidio en Chiapas exigen penas más severas
Tuxtla.- Madres, padres, hermanas e hijos de mujeres víctimas de feminicidios exigieron hoy a la Fiscalía General del Estado (FGE) y jueces de control, sanciones penales más severas para los autores de los crímenes en Chiapas y que el estado asuma la responsabilidad de los huérfanos.
En el contexto del Primer Encuentro de la Red de Familias de Víctimas de Feminicidio, realizado hoy en esta ciudad, las madres, los padres, las hermanas y los hijos volvieron a recordar el trágico suceso de cuando les tocó perder a esa persona víctima del último eslabón de la violencia de género, el feminicidio.
Se vieron los rostros y vieron en otras el mismo dolor que todos ellos y ellas han sentido al verles arrebatada a una persona que no pudo sobrevivir a la violencia feminicida que se vive a diario en Chiapas y otras latitudes de la geografía mexicana.
Juan Antonio Escobar, padre de la joven Maricarmen Escobar López, asesinada en Pijijiapan por Felipe de Jesús Chanlaty Albores, quien fue detenido y luego liberado y que hoy camina por las calles con toda la libertad, dijo que la impunidad es un segundo crimen que han tenido que padecer.
“Hoy hablo en representación de las familias integrantes de la red de familias víctimas de feminicidio, pero también de todas y cada una de las familias chiapanecas que han perdido a una hija, a una madre, a una esposa, a una nieta, a una prima, a una tía. Familias que hoy vivimos la peor de las pesadillas”, dijo Juan Antonio Escobar.
Dijo que ahora ellos son las víctimas colaterales de feminicidios en este estado, donde la violencia de género en su expresión más extrema ha ido en aumento.
“Cuando mataron a mi hija, nuestro mundo se vino abajo, y desde ese día comenzamos una lucha, la lucha de la justicia que aún no nos ha llegado. Una lucha que cada familia ha emprendido con el dolor que ya traemos, entonces hay que sumarle ese otro dolor de impotencia y rabia por no poder acceder a la justicia”, agregó.
Dijo que hoy que muchas familias víctimas viven además con la responsabilidad de educar a sus nietos; las niñas o niños son las víctimas menos visibles de estos feminicidios. Y sobre ellas las autoridades no hablan.
“Quiero decirlo fuerte y que se escuche hasta donde se tenga que escuchar: no nos vamos a detener, no vamos a callar, no vamos a dejar de salir a las calles o de manifestarnos a las afueras de las instituciones, no vamos a dejar de dar entrevistas, no vamos a dejar por ningún motivo que la muerte de nuestras hijas quede impune. El feminicida de mi hija sigue libre. Nos han dejado mutilados, y no quiero seguir viviendo así, mi hija Marycarmen debe y tiene que tener justicia”, abundó.
“Y no, no voy aceptar que me digan que el feminicidio de mi hija o el de otras familias no fue en esta administración, porque muchas de las liberaciones de feminicida si lo son. Señor gobernador, queremos que nos escuche. Que conozca quiénes fueron nuestras hijas, que conozca los casos, pero sobre todo que exista justicia. Nos lo deben”, indicó.
Dijo que ya no quieren más carpetas de investigaciones sin perspectiva de género, ya no más impunidad, no más liberaciones de feminicidas, no más puertas cerradas para las familias víctimas, no más oídos sordos de las autoridades, no más violaciones a sus derechos.
“Hoy nos reunimos en este encuentro de familias víctimas de feminicidio para reconocernos y abrazarnos, para tomar el micrófono y contar los errores y omisiones en las investigaciones de los feminicidios de nuestras hijas, pero también sobre los riesgos y amenazas que vivimos a diario”, indicó.
La señora María Fernández Jiménez, madre de Esveydi, quien fue asesinada el 6 de agosto del 2017 en Ocosingo, por su pareja, dice es injusto que al feminicida le hayan dado sólo 25 años de prisión, cuando le debieron haber dado la sentencia máxima de 65 años.
Considera que en Chiapas, la violencia feminicida sigue siendo un problema aún porque la justicia chiapaneca es muy permisiva, pues no hay sanciones ejemplares, no hay castigos severos y les dan la sentencia mínima para que por buen comportamiento en prisión salgan a la mitad de sus sentencia.
“Ella llora, y dice que ha vivido con el dolor desde que a su hija la mataron. Que a dos años anduvo exigiendo justicia para que al final al asesino de su hija sólo le dieran los 25 años de cárcel.
“Esa sentencia para mi es una burla”, refiere
María Antonia Jiménez Jiménez, madre de María de la Luz Vázquez Jiménez, dice que su hija fue asesinada por su expareja en San Cristóbal de Las Casas, en agosto pasado. El crimen es reciente, por eso llora inconsolable ante los reporteros y los medios que se le acercan a conocer su historia.
Junto a su segunda hija, la única que le queda, dice que le arrebataron un pedazo de su vida. Y si bien el feminicida está preso, teme que pase como en los otros casos, que quede libre por fallas en el debido proceso o bien que le den una sentencia mínima.
Dice que su hija tenía 28 años cuando se la mataron
El pasado 14 de agosto, en atención a una llamada telefónica en la que se reportaba el hallazgo del cuerpo sin vida de una mujer, elementos de la Policía Especializada acudieron al lugar ubicado en calle Isabela la Católica número 8 B, barrio de Guadalupe.
Al acudir al lugar un grupo de personas tenía a dos personas aseguradas que responden a los nombres de Christian Rodrigo “N”, pareja de la víctima, y Dariel “N”, expareja de la misma, quienes fueron entregados a esta autoridad.
Una vez realizadas las investigaciones correspondientes, se conoció que Christian Rodrigo “N” salió desde temprano de la habitación donde vivía la hoy occisa para dirigirse al trabajo. Horas más tarde, al no responderle las llamadas decidió regresar a verla. Fue entonces que encontró al presunto feminicida Dariel “N” en la habitación de la víctima y al darse cuenta de la presencia de Christian Rodrigo intentó darse a la fuga, siendo detenido metros adelante por personas que se encontraban cerca del lugar.
La necropsia de ley determinó que la causa de muerte de María de la Luz Vázquez Jiménez fue asfixia por estrangulamiento.
Recordar esta historia le duele a doña María Antonia
Irinea Buendía Cortés, madre de una víctima de feminicidio que se volvió activista, buscando justicia para su hija, dice que las autoridades judiciales y la prensa amarillista inventó eso de “crimen pasional”, que no existe tal delito en ninguna parte del código penal y por ende ya debe dejarse de usar esa expresión y llamar las cosas como son, feminicidios.
Exigió que la justicia se haga con perspectiva de género, pues sigue siendo machista, desde quienes investigan los delitos hasta quienes dictan sentencias.
Irinea dice que vino a Chiapas para apoyar a la Red de Familias Víctimas de Feminicidios y que se aliará a ellas para ser la voz de las que exigen justicia.