Chiapaneco se especializará en astrobiología en Alemania
Tuxtla.- ¿Has visto la película Misión Rescate? Aquella donde un astronauta tiene que producir su propio alimento en el espacio mientras lo rescatan… nada podría parecer más lejano, pero un chiapaneco ya se ha acercado a ello y esta capacidad lo llevará a especializarse aún más.
Se trata de Héctor Palomeque, quien a sus 28 años estudió una carrera y una maestría en Ingeniería Bioquímica en el Tec Regional, y ahora, está a semanas de iniciar un doctorado en Astrobiología en el Centro Aeroespacial Alemán, el equivalente a la NASA en aquel país.
Un especialista con sed de más
“Me he dedicado a estudiar microorganismos, sobre todo en ambientes extremos como el Chichonal, o microbios de Chernobyl y Fukushima, lugares contaminados con mucha radiación, he orientando mi profesión hacia esta disciplina, que busca vida en lugares similares a otros planetas, entender la vida en esos lugares y cómo puede existir en otras partes del universo”.
Incluso, en mayo trabajó con la Mars Society, viajó al desierto de Utah, considerado análogo a Marte por algunas características, y con un equipo internacional vivió una simulación en la que le tocó encabezar el proyecto de crecer plantas de consumo humano -lechuga y tomate- en el desierto, que tiene entre 50 y 60 por ciento de similitud a Marte.
“Usé los microbios que ya había usado en Tuxtla, los de Chernobyl y Fukushima, que resisten radiación y demás características, parecido a esta película –Misión Rescate- donde usan papas, esa es la idea, garantizando el suministro de comida porque transportarla de la Tierra al espacio sería muy cara, pensando en una futura colonia humana en 200 años, estas son las primeras bases, me siento muy orgulloso de ser un chiapaneco que pueda aportar a este conocimiento”, señaló.
Misión: Alemania
Gracias a este interés, fue seleccionado para obtener una beca Conacyt en este prestigioso centro, a cargo de la doctora Petra Rettberg, reconocida científica a nivel internacional quien ha realizado experimentos en la Estación Espacial Internacional, envía muestras al espacio y los astronautas trabajan con ellas.
“Todo esto se ha dado entre la suerte y la dedicación, estuve aplicando a varias convocatorias durante dos años desde que terminé la maestría, y no logré ser admitido en el Tec Regional, en el de Monterrey solo dieron una beca a nivel nacional y quedé en segundo lugar, lo intenté en la Universidad Autónoma de Morelos y nada, ya estaba desesperado pero se dio esta oportunidad”.
Durante cuatro años, Héctor podrá estudiar formalmente enfocado a temas espaciales, espera hacerse un experto en la materia para aplicar estos conocimientos en Chiapas, un lugar donde tenemos tanta riqueza natural y lugares de interés astrobiológico, y sentar las bases de estos avances.
Los sueños siguen vivos
“Existe la posibilidad, muy remota, de ir al espacio, estoy tratando de prepararme para ser candidato, ojalá se pudiera, es de mis sueños y no lo he perdido desde niño, ojalá muchos niños siguieran con esa mentalidad de ser astronautas, bomberos, policías; perseguir los sueños de la infancia”.
Sin embargo, si no lo logra -porque es realista y sabe que está muy difícil-, aún así va a sentirse satisfecho de llegar lo más lejos que pueda, ser punta de lanza y que mucha gente viva estas experiencias después de él.
Claro que todo esto representa sacrificios. “Mientras estudiaba, muchas vacaciones las pasé en el laboratorio, y de manera prematura tuve la oportunidad de estar en un laboratorio de investigación, eso me ayudó a formarme de una forma diferente, toda la dedicación y disciplina al final se recompensan con esta noticia, que te acepten en otro país fue muy satisfactorio para mí y mi familia”.
A Héctor le encanta lo que hace; se divierte, es gratificante y no se aburre en el laboratorio, es la vocación. “Descubrí que sí era lo que quería, aunque cometí errores, pues primero estudiaba Biología y me cambié de carrera, pero todo desemboca en esto, no hay que tener miedo a equivocarse”, concluyó.