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ALEJANDRA OROZCO

Preparando cuerpo, cartera e incapacidad para el parto


Tuxtla.- Han pasado 25 semanas de embarazo, la bebé pesa 850 gramos y todavía se voltea a su antojo, está creciendo fuerte y sana, se mueve mucho y ya se alcanza a distinguir su carita en el ultrasonido… ¡Es hermosa!

El doctor dice que en la consulta del próximo mes –que será ya en enero de 2020, en la recta final para conocerla-, ya debemos ver si está o no acomodada para un parto natural, a más tardar en el octavo mes, para poder tomar la decisión, aunque al final depende de muchos otros factores.

Para esto, ya va siendo hora de prepararnos formalmente: ya empezamos a mover las cosas en la casa para poder acomodar la cuna, su mueble, las cositas que nos han regalado, y darle forma al espacio físico que será su hogar cuando nazca.

Además, ya estoy ordenando los papeles de la incapacidad laboral, el seguro médico, todo lo que haga falta para que, en el momento menos esperado del parto, no nos preocupemos por trámites, sino por disfrutar su llegada.

La mayoría de las mujeres que conozco se han esperado hasta el final para meter su incapacidad, son tres meses –aunque al parecer se acaba de aprobar una ley para que sean dos semanas más, pero en mi caso solo aplican 12 semanas-, mi médico me recomienda irme a descansar un mes antes de la fecha probable, porque soy primeriza, se puede adelantar o puedo sentirme muy agotada al final.

Aunque quiero aprovechar el máximo de tiempo con Elisa cuando ya la tenga en brazos, también me caerá bien el descanso para recibirla relajada y lista, si consideramos que trabajo en el piso 18 y ya me agito de subir tantos pisos (obvio no subo caminando, pero el elevador altera la presión y otras cosas).

He estado leyendo mucho sobre lactancia, ya lo consulté además con el médico y estoy convencida de que quiero alimentar a Elisa el mayor tiempo posible, quiero ser partícipe de ese vínculo del que todas hablan, crear esa conexión y nutrirla yo misma, con información y práctica será posible, estoy convencida.

También nos han recomendado ir a clases prenatales y de lactancia, primero para prepararnos ante el parto, y las segundas para aprender la técnica correcta y todo lo que necesito saber, pues la lactancia es fundamental para que se desarrolle sana y feliz.

Tengo una mezcla de miedo y emoción, más emoción que miedo por ser mamá, sé que no se estudia para eso y que a la hora el instinto te guía, pero quiero ser la mejor mamá para mi bebé y aprender rápido a desempeñarme en esta nueva etapa de mi vida.

La mala noticia es que la acidez regresó, pero ahora por tanto movimiento dentro de mi cuerpo, mi útero está creciendo y aplasta mis intestinos, mis pulmones –también a veces tengo que respirar más profundo- y todo a su paso, pero no importa: quiero que Elisa esté cómoda y siga creciendo.

Hasta el momento mi embarazo ha sido bello, noble y lleno de sorpresas, he tratado de disfrutar cada etapa, porque sé que cuando Elisa salga, voy a querer que ya no crezca, y recordar sus movimientos siendo un pedacito de mí.

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