Mural de tierra: un espacio de encuentro
Tuxtla.- Recientemente, Copoya, a unos kilómetros de la capital, se ha convertido en referente por sus coloridos murales, aprovechando esta tendencia, a un grupo de mujeres se le ocurrió rescatar la herencia e identidad zoque a través de uno más, con características particulares.
Es así como Laboratorio Femme y otras organizaciones, se unieron para impartir un taller de revoques, técnica que usa ciertos materiales para obtener acabados peculiares, dirigido y realizado por mujeres, que por primera vez colaboraron para obtener un resultado increíble.
La arquitecta Selene López Cameras, dedicada a la sustentabilidad y dueña de Lumex, su propia empresa, explicó que este mural surge como un programa de regeneración de imagen patrimonial participativa para rescate de viviendas de adobe.
“Lo que hicimos fue la restitución del revestimiento que tenía originalmente de cemento arena, que se retiró para colocar uno de acuerdo a la vivienda de adobe, con un revoque a base de arcillas, arenas y fibras vegetales”.
Lo primero fue explicarle la idea a doña Laura, dueña de la vivienda, quien accedió e incluso tomó el taller; se trataba de dar con un diseño participativo en donde se incluyeran aspectos importantes para la propietaria, como el amor a sus hijos, presente en gran parte de la fachada.
“Hay una frase muy importante: poner la maternidad y la crianza al centro de todos los movimientos feministas y ser acogidos por esa tribu, por eso la imagen se centra en la maternidad, vemos a una mujer amamantando, pues estamos a favor de lactancia materna”, explicó.
Entre los trabajos previos y posteriores, en total se llevaron un mes de trabajo, sin embargo el taller duró tres días y lo impartieron entre ella y dos arquitectas que vinieron de Argentina, obteniendo un resultado increíble.
“Ya habíamos tenido experiencias de trabajar en conjunto en comunidades, pero es la primera vez que lo hacemos solo entre mujeres, en confianza y con otras pares para compartir pensamientos y sentimientos durante la elaboración del mural”.
Por su parte, la arquitecta Alejandra Houston, representante de Laboratorio Femme, fue una de las que tomaron este taller, un episodio de revoques dentro de un ciclo de talleres de construcción en tierra; este laboratorio es una plataforma para que las mujeres con proyectos enfocados a construcción y diseño tengan un peldaño sobre el cual ser escuchadas, tener un acompañamiento digno y que todo su proceso sea documentado para que finalmente otras personas lo puedan ver.
“La visibilización de la mujer falla, no porque no existan mujeres que se dediquen a esto, sino porque no está documentada su labor y no es competitivo; el sector económico en el área de la construcción está más remunerado al hombre porque se supone que son mano de obra, y la mujer aunque lo haga no es tan bien pagada, porque no se les ha abierto el campo seguro para experimentar estas labores, queda desierta esa área y se tiene que dignificar”, opinó.
Para esto, la primer manera es que sea un grupo de mujeres, por lo que el mural fue sustentado por puras patrocinadoras que les consiguieron andamios, tarimas y mano de obra, conjuntamente solo hubo manos de mujeres, hasta la propietaria se involucró y les regaló esta fachada.
“Copoya, aparte de tener un patrimonio construido con tierra, cuenta con una ruta de murales, siempre lo hemos visto como un pueblo con algo especial que está muy cerca de la capital, por eso hicimos el conteo de viviendas que habían y encontramos la casa de la señora Laura Tondopó, quien tuvo la apertura para hacer este taller”.
El diseño, como explicó su compañera, lleva su imagen, inspiradas en una foto de ella, se contó con la participación de 13 mujeres en el taller y las tres arquitectas que lo impartieron, quienes a la par de explicar, lo iban aplicando en conjunto, por eso se construyó colectivamente.
Doña Laura, ama de casa y dueña de la vivienda que sirvió de modelo, nos cuenta que en cuanto se lo contaron, le gustó bastante el proyecto. “Les dije, claro que sí, ni lo pensé dos veces y me gustó mucho el resultado, trabajé con ellas, la verdad se ve fácil pero costó trabajo, estoy feliz, fue la primera vez que vi a varias mujeres trabajando juntas, me emocioné bastante y dije, yo sí le entro, nunca había visto un equipo de mujeres trabajar unidas”, puntualizó.
Se trata de una acción de apropiación del espacio público, por parte de la propietaria, de las participantes y de ellas mismas, para reconocer sus capacidades y labor como constructoras del espacio. Para replicarla, ya tienen varias propuestas, por eso hacen la invitación a quienes quieran participar y rescatar una vivienda patrimonial para contactarlas.