Caos en estación migratoria “El Cupapé I”
- RUBÉN PÉREZ
- 18 mar 2020
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Tuxtla.- La población migrante vivió ayer momentos de desesperación en las instalaciones de la estación migratoria “El Cupapé I” del Instituto Nacional de Migración (Inami), debido a que esperaron por varias horas para firmar su estancia en esta ciudad capital, mientras les otorgan el documento como refugiados.

De acuerdo con algunos indocumentados, sobre todo cubanos, hondureños y de El Salvador, la molestia se agudizó porque un grupo de haitianos comenzó a apartar lugares en la fila que alcanzó al menos dos cuadras. De hecho, de las palabras estuvieron a punto de liarse a golpes.
Aunque no se otorgó una cifra exacta, se calcula que en el transcurso de ayer miércoles cientos de migrantes acudieron a “El Cupapé I” para llevar el control que les exigen las autoridades. En esta ocasión, la aglomeración se registró porque el lunes las oficinas del Inami cerraron por día de asueto.
Marcos, originario de Cuba, lamentó que este tipo de trámites sean tardados, pero lo que más le molesta es que los tengan bajo el Sol y sin ninguna medida de seguridad sanitaria para no contagiarse de Coronavirus.
“Es una mierda esto, desde hace como seis meses espero que me den mis documentos para refugio, pero no hay avances, y nos hacen venir a todos el mismo día, son cagadas (sic)”, externó el joven profesionista, cuyo rostro denota enfado.

Marisa, originaria de Honduras, reprueba la forma en cómo las autoridades del Inami lo hacen esperar, “estuve en ‘La Mosca’ un mes, horrible, nos daban comida echada a perder, luego acá nos hacen hacer una enorme fila; yo tengo como tres horas acá”.
A pesar de que por momentos se pensó en que la situación se descontrolaría, casi al mediodía “llegó la calma”. Un pequeño grupo de personas de distintas nacionalidades esperaba pasar para firmar, mientras más gente se acercaba a la única ventanilla que los atiende.
Otra inconforme, quien se identificó como Roxana, argumentó que otro problema que les “pega” es que desde hace como dos meses el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) no les otorga un apoyo que les prometió.
“Tenemos que esperar, no nos queda de otra; subsistimos con lo que me manda un hermano que está en los Estados Unidos, con eso rentamos un cuarto entre al menos 10 personas, pero qué le hacemos”, externó la señora que, en ese momento, era acompañada por su hijo adolescente.