Los brotes de crecimiento
Tuxtla.- Hola, lectores: espero que estén todos bien, en sus casas, con su familia, sanos y salvos del coronavirus o cualquier otra enfermedad que esté acechando. Sí, el encierro desespera, ya todos estamos aburridos de no salir, pero los que no pueden dejar de trabajar, seguro darían cualquier cosa por poder resguardarse dentro de sus cuatro paredes.
Nosotras estamos bien... si no fuera por esta pandemia, ya solo nos faltarían dos semanas de cuarentena, falta ver cómo avanzan las cosas, aunque todo pinta para que nuestro encierro se prolongue... todo con tal de mantenerla sana y salva... ya habrá tiempo para salir a pasear con ella.
Esta semana ha sido más difícil que las anteriores, pues Elisa está atravesando lo que se conoce como “brote de crecimiento”, son crisis que se presentan a las tres semanas, a los tres meses, y en ciertos periodos, en los que el bebé come más de lo normal y parece estar incómodo o que no se llenara, pero es porque está dando un estirón y, a la vez, está estimulando el cuerpo de su mamá para que produzca más leche, pues sus necesidades van aumentando.
Hubo un día en el que Elisa comía casi cada hora por ciertos lapsos del día, una noche me dormí hasta las 4 de la madrugada porque no dejaba de comer, y si le quitaba el pecho, lloraba, además de que los tres primeros meses sus órganos digestivos no están maduros y le cuesta sacar el aire, especialmente a ella.
Esto provocó también que aumentara su hipo, sus cólicos, sus gases, el reflujo y por lo mismo su incomodidad, por lo que estaba desesperada de no verla bien y tuvimos que recurrir a una llamada al pediatra, afortunadamente ya le cambió un medicamento y está mucho mejor, porque hasta tenía el estómago muy inflamado.
Eso es lo peor de ser papá o mamá: ver a tu hijo incómodo o sufriendo y no saber qué tiene, qué hacer para aliviarlo, pero es cosa de tener mucha paciencia, no perder la calma y pedir ayuda profesional, aunque parezca que no es para tanto. Pienso que siendo papás primerizos, no hay exageraciones, todo se vale con tal de que los bebés estén bien.
Por otro lado, nuestro vínculo está creciendo, ya pasa más periodos despierta, cuando le doy de comer me busca con la mirada y, como ya tiene un buen agarre, ya no tengo ese dolor en los pechos que me hacía llorar los primeros días, por lo que estoy disfrutando más esta etapa de lactancia materna exclusiva.
Mi producción de leche también va en aumento, ya va siendo necesario que me extraiga leche para no quedar tan congestionada o no desperdiciar lo que produzco, y ella en las últimas horas ha ido regresando a la normalidad en cuanto al tiempo entre cada toma, que es cada cuatro horas en promedio, la verdad es que es muy tranquila y no molesta.
Esto de la lactancia es en verdad increíble, vale totalmente la pena lo difícil que es, sobre todo los primeros días, cuando les ves la carita contenta y satisfecha al alimentarse de lo que tu cuerpo produce... todo es poco a poco, ahora que ya establecimos un ritmo, cuando regrese a trabajar el reto será dejar suficiente leche almacenada para las horas que no estemos juntas; lo bueno es que sí agarra el biberón, lo malo, es que come mucho y después de sus onzas, sigue buscando pecho.
Como aumentó su reflujo en estos días, empecé a limitar aún más mi alimentación, eliminando todo tipo de lácteos, reduciendo aún más las grasas y otros alimentos que quizá puedan caerle pesados, hasta me estoy tomando un té de hinojo -nada rico, por cierto- para que mi leche no le cause cólicos o gases.
Así que, como pueden ver, mi cuarentena está bastante entretenida... lo malo es que Rodrigo tiene gripa y no ha podido venir a vernos como antes. Ni modo, son medidas necesarias, más vale aguantarnos unos días para que Elisa esté bien... así es esto del amor y la maternidad en tiempos de coronavirus.