El primer mes de vida
Tuxtla.- Hace un mes, el 4 de marzo, fue un día lleno de nervios, emoción, espera y amor... y este sábado se cumplió un mes de ese día en el que nos cambió la vida a todos, Elisa cumplió su primer mes de vida, y nosotros cumplimos nuestro primer mes como padres.
Entre las tomas de leche, los cambios de pañal, los baños, los paseos para hacerla dormir, las vacunas y las consultas, el tiempo se me pasó volando, casi sin darme cuenta ya era 4 de abril y así de rápido se pasaron nuestros primeros días adaptándonos a esta nueva vida.
En este tiempo, Elisa ha crecido muchísimo, al menos aumentó cinco centímetros, y también un kilo, lo cual es mucho, por lo que el pediatra nos recomendó limitar sus tomas de leche a cada tres horas, ya que eso le estaba provocando reflujo y gases, o sea, la niña estaba comiendo de más.
Al principio, este tema me generó dudas, pues yo tenía entendido que la lactancia materna exclusiva (LME) era a libre demanda, por lo que yo interpreté que cada vez que ella se chupara la mano, chasqueara la boca o llorara, tenía que darle pecho, lo cual pasaba casi cada hora o media hora, sin embargo, aún siendo leche materna hay que seguir cierto horario, más cuando ella estaba presentando malestar, y con controlar mejor su alimentación ha mejorado muchísimo.
Los cambios en ella no son solo cuantitativos, también pasa ya más tiempo despierta, abre más sus ojitos, tiene más fuerza para levantar la cabeza y mover piernas y brazos; parece mentira, pero es verdad eso de que la ropa de recién nacido les queda solo un par de semanas, al igual que los pañales, porque ya cambió a etapa 1.
Ha sido solo un mes, en el que hemos pasado noches de llanto (no solo ella, también yo al no saber qué necesitaba), mañanas de sonrisas -aunque sean involuntarias-, baños en la tina, y ese vínculo especial al darle pecho, esa sensación de plenitud cuando reconoce mi voz o me busca con la mirada, y también muchos momentos de dudas, pensando que tal vez no seré la mejor mamá del mundo o que algo estoy haciendo mal.
Pero todo pasa. Al igual que el tiempo pasó volando, las dudas también se disipan, pareciera ayer cuando la contemplaba con lágrimas en los ojos y pensaba que no iba a producir leche para ella, cuando me daba miedo bañarla y pensaba que nunca podría hacerlo sola, o aún ahora, cuando a veces solo se calma en los brazos de su abuela, aunque ya pude hacerlo sola por primera vez.
Este primer mes ha estado lleno de primeras veces, pero no ha sido el martirio del que todos me advirtieron, quizá porque Elisa es muy tranquila o porque no me ha tocado “lo peor”, pero sin duda este mes ha sido único, he aprendido más que en años de escuela o trabajo, y estoy segura que dentro de no mucho extrañaré estos días y esta sensación de verla tan chiquita, de ser su consuelo y de que dependa totalmente de mi.
Mi cuarentena ya casi acaba, aunque todo el mundo sigue en contingencia, así que se prolongará un poco más. Mi encierro lo he pasado con mi mamá y mi hermana, que me ayudan muchísimo y con quienes me siento muy a gusto, aunque ya quiero que estemos Rodrigo, Elisa y yo, pero tendremos que esperar un poco para eso. Todo pasa por algo y este tiempo me está sirviendo para aprender del mejor ejemplo de maternidad que tengo, para cuidarnos y para fortalecer nuestro vínculo de madre e hija, algo imposible de describir con palabras.