Con futuro incierto el baloncesto en Chiapas
Mientras los cambios dirigenciales estén lejanos, el deporte ráfaga chiapaneco se mantendrá en el camino obscuro del que únicamente lo asoman a la luz uno que otro deportista que alcanza a sobresalir en el plano nacional; sin embargo, la falta de certeza a nivel nacional a permitido que en los estados cada uno trabaje a placer sin objetivos comunes y Chiapas no es la excepción.
El primer yerro es la situación de ADEMEBA Nacional, que siendo el organismo reconocido por FIBA, está castigado por “modificar” los lineamientos que registró ante el organismo internacional y mientras no lo solucione, no hay manera de que México pueda participar en algún evento internacional. Fueron algunos años en los que la ADEMEBA parecía tener argumentos, con el tiempo se convirtió en pan con lo mismo y en Chiapas, el trabajo realizado en la última década por éste organismo acumula fracaso tras fracaso.
Pero del otro lado está la Federación Mexicana de Baloncesto, sí, aquella que dirigiera Jorge Toussaint y que, con el paso de los años, cayó en manos de Agustín Villacórdova, tratando de tener reconocimiento, pero lejos de conseguirlo y en Chiapas, está su filial que es la ACHIBA, que hace poco reeligió a Jorge Díaz Cano como Presidente, pero no cabe duda que ha perdido fuerza, cada vez son menos y de menor calidad los eventos de ambos organismos, que al no tener un referente organizado en el plano nacional, en lo estatal no le saben entrar todavía y vaya que si han gastado ya algunas generaciones de deportistas en ese proceso.
Aquel 2006 desastroso, en el que dividieron el deporte ráfaga en Chiapas, espera encontrar respuestas positivas cuando termine la pandemia, aunque no es una tarea menor y hay que buscar que los “protagonistas”, los dirigentes de este deporte, comiencen a ceder y la sangre nueva aporte ideas nuevas a un deporte que tiene dirigentes muy arcaicos.