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ALEJANDRA OROZCO

Aumenta agresividad y bullying post pandemia

Tuxtla.-Las redes sociales están repletas de escenas violentas: niñas peleándose a golpes con otras niñas, alumnos amenazando con armas a otros, o incluso padres de familias agrediendo a los compañeros de sus hijos: la violencia pareciera estar más presente que antes, aunque en realidad siempre ha estado ahí.


Es el efecto post pandemia. Los expertos consideran que el confinamiento sacó lo más oscuro de cada uno de nosotros, aunado a lo que muchos jóvenes vivieron en casa durante estos dos años, y a la hora de volver a las aulas que son lugares seguros, todo esto salió a la luz y buscó cómo desfogarse.

El pedagogo y psicólogo Jesuita Velázquez Calderón señala que en el 99 por ciento de los casos, la violencia viene desde la generación previa, personas que fingieron como -malos- ejemplos para el joven, pues en la infancia está todo: empieza a partir de que son niños pequeños, desde la guardería o el kinder.

“Empiezan a tomar cosas que dijo papá, que dijo mamá, también se da por la falta de, porque no está la presencia de papá, porque no está mamá, porque le hizo falta algo y también por los excesos, es decir: darle todo o evitarle todo hará que el niño esté resentido", explicó.

En consecuencia viene el bajo rendimiento académico, cambios de humor, estrés, deterioro físico, caída de cabello, ronchas, se enferman mucho de gripa, del estómago porque están pasando por momentos difíciles, se vuelve introvertido, no quiere llegar a la escuela, no tiene buenas relaciones sociales; los padres pueden darse cuenta porque el niño que sufre bullying se queda callado por pena, miedo, ignorancia del tema, no quieren ir a clases, hay un cambio de humor en casa, pasa de ser tranquilo a las rabietas, se hacen pipí, tienen miedo a la noche por lo que le va a pasar al otro día, dejan de comer, hay pérdida de peso.

“Por el otro lado, identificar a los agresores es más difícil porque todo se da en la escuela, en un entorno diferente a casa, los padres o tutores deben acudir a la escuela y reconocer qué está pasando porque el papá le cree al niño, aunque no siempre te dicen la verdad, los papás deben ir a la escuela y ver cómo está el ambiente, por ejemplo, si son en casa violentos con los hermanitos, si golpean a las mascotas, si tienen estos berrinches, estas rabietas, si se golpean ellos, golpean a la pared, esos también pueden ser puntos importantes de que algo esté pasando", puntualizó.

Y es que hay distintos tipos de bullying: en lo social, en lo escolar y familiar, hasta el docente puede hacer micro bullying a través de acciones que pensamos que no afectan o que no son bullying y que llegan a lastimar a los niños, por ejemplo maestros o compañeros mismos de los niños que les ponen un apodo, el reprenderlo demasiado, el evidenciarlo frente a todos, cuando no trae tareas, cuando tiene algún defecto y decirle eso frente a todos en lugar de manera privada hablar con él, eso es micro bullying.

Esto es lo que se ha dado a conocer a través de los años… sin embargo, específicamente en este ciclo escolar hay otros factores a considerar; la psicoterapeuta Mónica Arguello González define al bullying como aquella acción donde una persona causa desventaja en otra y de alguna forma tiene insensibilidad para provocar daño a un tercero a partir de lo que conoce de él o se imagina que puede sentir como agresión, no hay una relación de amistad, sino una distancia entre ellos, por lo que el abusado se siente impotente al no poder relacionarse y tiene dificultad para resolver ese conflicto.

“A cierta edad los niños y niñas miden sus fuerzas con sus pares y hacen situaciones para marcar quién es más fuerte, ahí se empiezan a molestar, pero hay una relación de compañerismo y esto no es bullying; aunque se puede romper la relación, es natural cuando los niños van creciendo, viendo quiénes son y confirmándose a sí mismos; tampoco es bullying cuando traen baja autoestima o temor por situaciones psicológicas o físicas en casa, que no dan a conocer con otros adultos, esta violencia los vulnera y ante situaciones con otros compañeros ceden fácilmente ante la violencia, o son violentos pero las familias no lo comparten”, especificó.

Si bien considera que el bullying se ha presentado desde siempre, se habla de un 15 a un 50 por ciento de que los adolescentes en escuelas lo presenten, porque ahí es donde se congrega el mayor número de pares para poder socializar, entonces se detecta junto con los maestros más que entre los padres de familia; cuando no diferenciamos entre bullying, superioridad como pares y violencia familiar, lo importante es detectar el punto en que el alumno está siendo “bulleado”, vulnerado o lastimado para trabajar de manera correcta.


“Nos damos cuenta porque el niño tiene pesadillas, temores, angustia, zozobra, temor de ir a la escuela, pero un temor que le hace a veces hasta palidecer, le angustia demasiado, tiene dolores de estómago, dolores de cabeza, tiene que llevar cosas a la escuela, si no las lleva se angustia, se desespera, ahí estamos hablando de que existe un bullying real porque tiene ansiedad ante algo que no puede detener, no tiene una buena relación con el otro y no lo conoce”.

En este fenómeno, considera que sí ha sido un factor determinante el regreso a las aulas después de la pandemia, ya que normalmente los adolescentes y los niños tienen una cantidad de agresividad, pero al regreso de la pandemia se intensificó, se pude decir que por los problemas familiares vividos de manera más cercana, por las situaciones de las redes sociales con mucha información y muchos juegos de violencia, normalizándola, aumentando la violencia entre niños, habiendo menos tolerancia y capacidad para pedir y dar perdón, una falta de empatía que no se veía en otros momentos, así como estos niveles de agresividad en niños y adolescentes.

"Aquí lo importante sería que las familias también repasaran cómo están viviendo sus relaciones sociales, qué tanto aceptan la violencia, las burlas, las comparaciones, las groserías, los golpes como algo normal; del 40 al 70 por ciento de la violencia se da en pre adolescentes, sumando el ciber espacio como un sitio donde hay violencia, la recomendación es evitar situaciones violentas en la familia, golpes, gritos, insultos, normalizar las burlas, desprecios, desplantes, tomar en consideración este tipo de acciones con los niños, hablar con ellos, expresar por qué no es bueno hacerlo, fomentar hábitos de tolerancia, respeto, responsabilidad, conciencia, no hacer lo que no nos gusta que nos hagan, crecer en familia y ser más tolerantes sin conocer la historia del otro, hacerme más consciente de lo que yo puedo hacer, es responsabilidad de cada familia”, finalizó.

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