Año Nuevo, familia nueva
Tuxtla.- ¡Feliz 2022! Espero que hayan pasado unas fechas llenas de alegría y amor en compañía de los suyos... nosotros sí que lo hicimos, algo diferente a otros años porque la pasamos en casa, disfrutando a nuestras hijas y acompañados nada más de nuestras mamás y hermanas.
Desafortunadamente, en este segundo año de pandemia nos alcanzó la enfermedad en estas fiestas, lo bueno es que solo se trató de una gripa, una muy contagiosa que nos tumbó primero a mi mamá, a mi y hasta a Elisa, que acababa de salir de otro cuadro viral, y luego contagiamos a Rodrigo y mi suegra... hasta mi abuelita estuvo enferma, mucha gente que conocemos lo estuvo, incluso mi mamá se hizo la prueba COVID pero salió negativa.
Lo bueno es que ya vamos pasando los efectos, y con la llegada de este nuevo año, mi propósito es ser una mamá más paciente, cariñosa y juguetona con mis dos hijas... aunque estos 15 días han sido un proceso difícil, lleno de llantos y berrinches por parte de Elisa, mientras que Renata sigue en la fase de comer, dormir y volver a comer.
Con la lactancia, ahí la llevamos, ya solo tengo un lado lastimado, y Elisa aunque hay días que pide más pecho, ya casi diario solo le doy al despertar y para dormir, en la noche duerme de corrido y ya no se levanta a pedir, aunque Renata come cada dos o tres horas, más seguido que en el día.
También ha habido días llenos de desesperación porque Elisa llora por todo, dice no a todo y también siento que se aburre del encierro, y me parte el corazón verla así, me siento algo culpable de estarla haciendo pasar por todo esto, aunque sé que cuando lo asimile, será la más feliz de tener una hermana casi de su edad.
No todo es malo, también es una niña muy tierna que se acerca a cada rato a darle besitos, a acariciar su cabeza o agarrarle la manita, a veces también dice que la quiere abrazar, y yo muero de ternura al verlas juntas, llenan mi corazón de paz y me hacen ver que nuestra decisión fue acertada.
Mi cuerpo posparto poco a poco se va desinflamando, me estoy acostumbrando a dormir por lapsos tan cortos, y aunque reconozco que tengo poca paciencia, a diario libro una lucha interna por cambiarlo y ser la mamá que cada una de mis hijas necesita: Elisa me requiere llena de energía, muy paciente y apapachadora, mientras que Renata necesita a una mamá cercana, que la abrace mucho y le diga cuánto la ama.
Aunque por el momento me sigo quedando con mi mamá, ella está por regresar a trabajar y nuestro regreso a casa será antes de lo esperado, ahí vendrá el siguiente reto, establecer la nueva dinámica familiar ya entre los cuatro, y empezar a prepararnos para el regreso al trabajo, mismo que por ahora disfruto no tener que hacer, pero hay días en que lo extraño, sentirme productiva fuera de casa.
Dos semanas se han pasado volando... Renata crece día con día, su carita cambia, sus hábitos también, y ya nos morimos por verlas a ambas corriendo y haciendo todas las travesuras que estamos seguros que van a hacer juntas, como ese gran equipo que planeamos que sean toda la vida.
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