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ALEJANDRA OROZCO

Chiapas, estado con más solicitudes de refugio

Hoy nos acompañó en este espacio Daladier Anzueto, un hombre se ha dedicado a defender los derechos humanos y hoy es el coordinador regional de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), él proviene de una comunidad rural de no más de 40 casas de barro y techo de paja, fronteriza con Guatemala, recuerda que su tío era el único que sabía escribir, quien leía los periódicos y ahí vio el nombre de Daladier, el único gobernante francés que le dio asilo a León Trotsky cuando fue expulsado de Rusia, y por eso le pusieron ese nombre; en ese entonces, recorría siete kilómetros de ida y siete de regreso para ir a la primaria, como muchos niños y niñas viven aún en Chiapas, Guerrero o Oaxaca y otras latitudes de Latinoamérica.


“Soy ingeniero industrial, maestro en ciencias agrícolas en Chapingo, estudié derecho internacional humanitario y eso me permite trabajar varios años en este y otros países de Latinoamérica, a partir de 2018 regreso a Chiapas con mi familia, concurso por una plaza y aquí estoy desde 2019, hay gente que no necesita salir de su estado para reconocer que hay algo que le llama, yo tuve que salir para conocer y reconocer que soy de aquí, me gusta la vegetación, la naturaleza, aunque reconozco con estos ojos más frescos que he visto un Chiapas muy perturbado ambientalmente, el rostro triste de la precariedad, conduciendo a un Chiapas menos verde, el cambio climático, la pobreza, pero con la esperanza de poder revertir ese proceso”, señaló.

A él lo contratan organismos internacionales para trabajar con comunidades de refugiados desde 1990, lo que le permite estar en comunidades desarraigadas, que le enseñaron a producir, trabajar, tener resiliencia para salir adelante, buenas prácticas de gente que huyó de su país con temor de una persecución, que pudo demostrar en el lugar que era capaz de producir parte de su alimento y eso era gratificante, ellos hicieron todo el trabajo, con sus saberes ancestrales, con técnicas que implementaron intentando proteger los derechos humanos en una tierra que no era de ellos, pues un refugiado que cruza la frontera puede perder su tierra, pero no sus derechos.

“Hay una anécdota que me llamó mucho la atención, en la comunidad San Lorenzo, provincia de Esmeralda, en Ecuador… pegado a la costa había comunidades de jóvenes colombianos refugiados y había mucha basura en los manglares, sobre todo botellas vacías de refresco, en una charla decidimos juntarlas, rellenarlas de arena y hacer paredes para una casa, parecía descabellado, pero empezamos a juntarlas en lanchas, ya que teníamos unas 20 mil, empezamos a rellenarlas, Naciones Unidas les dio un financiamiento y la casa está ahí, después ya no se sabía quién era ecuatoriano y colombiano, llegó el actual secretario general de la ONU, le llamó mucho la atención, no es una técnica del otro mundo, pero la casa fue el vehículo para que reconocieran que tenían derecho a afianzarse y pensar en la integración local”, recordó.

Su primer trabajo dentro de Comar fue en Tenosique, Tabasco y luego en Acayucan, Veracruz, donde también atendían a Oaxaca, Quintana Roo, Campeche, Yucatán, ahí empezaron a atender a esta población, que había iniciado su llegada a México desde octubre de 2018 en las caravanas, antes de hablar del ‘19, vale la pena reconocer que ha habido cuatro grandes oleadas de llegada de personas con necesidad de protección internacional: la primera, todo mundo conoce a los españoles, a quienes el general Lázaro Cárdenas les dio refugio; en los 70s las oleadas de refugiados de Sudamérica con las dictaduras como las de Paraguay o Uruguay; en los 80s la entrada masiva de indígenas guatemaltecos que buscaron refugio en Chiapas, ahí es donde la Comar se constituye por decreto presidencial, pidiendo apoyo a la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) en el ‘82 que entró.


“La cuarta oleada comienza en 2018, México siempre se ha caracterizado por ser un país hospitalario que ha dado refugio, pero esta vez era una entrada muy fuerte, 60 mil refugiados guatemaltecos, mientras que sólo el año pasado 141 mil personas pidieron el refugio, aparte de toda la gente que no lo hace, el año pasado 700 mil personas ingresaron a México en total, este año, del 1 de enero al 30 junio ya habían entrado 600 mil, a nivel nacional puede que sean 80 mil solicitantes, solo Tapachula el año pasado recibió  77 mil solicitudes, Palenque 10 mil, en 2024 fueron alrededor de 49 mil en Tapachula, en Palenque 2 mil, se ha reducido, pero no la llegada de migrantes, que vienen en poblaciones mixtas, tanto migrantes económicos que quieren cruzar por el país, que quieren pedir asilo en Estados Unidos, y un grupo pequeño que pide refugio para quedarse en México”, señaló.

Ha observado que de 2018 para acá, casi el total eran hombres solos, ahora México se ha convertido en un país de destino, un gran número quiere cruzar por el país para cumplir el sueño americano, pero cada vez va cobrando más importancia quedarse en México para continuar su propia vida en este país, donde desde 2011 hay una Ley sobre refugio, protección complementaria y asilo político, que contempla las causales para que una persona pueda ser determinada o no como refugiada, entre las más importantes, de la Convención del 51 y el Protocolo 67 de las Naciones Unidas, es por raza, religión, opiniones políticas, nacionalidad, por pertenecer a un grupo social distinto, hay que tomar en cuenta que el cambio climático no es un causal para solicitar refugio internacional.

“En enero de 2010 hubo un terremoto en Haití que cobró la vida de más de 200 mil personas, por razones humanitarias pero no por refugio Brasil les abrió las puertas, muchas de esas personas estando en Brasil se fueron a Chile y de 2018 para acá empezaron a venir de esos dos países, pero no siempre califican para ser reconocidos para refugio, en los últimos dos años han aludido a la protección complementaria que está contemplada dentro de la ley, que dice que una persona puede ser reconocida y refugiada por razones de que si se le devolviera a su país pudiera correr peligro, porque podría ser sometido a tratos crueles e inhumanos, por eso el haitiano generalmente alcanza la protección”, dijo.

La diferencia entre uno y otro, es que el migrante sale de su país por cuestiones económicas, para estudiar, casarse, mejorar su calidad de vida, pero puede regresar, el refugiado sale por las causales ya dichas, pero si regresa a su país corre peligro, no todo migrante es refugiado, aunque todo refugiado en principio fue migrante, el estándar que se maneja a nivel internacional es el de personas en contexto de movilidad, para ellos, refugiado es el que solicita dicha condición ante la Comar, la única institución por ley que tiene la facultad y atribución para determinar si una persona lo es o no, pero sola no podría hacer todo lo que conlleva, sino con el apoyo de Acnur a nivel mundial, aparte de las asociaciones civiles y los tres niveles de gobierno.

“Parte del apoyo que ofrecen a los solicitantes es dar un recorrido, para que puedan ambientarse en un país que no es el de ellos, principalmente los niños, niñas y adolescentes añoran estar en su pueblo, con la abuela, con lo que les da identidad, ellos y las personas de la tercera edad presentan el mayor nivel de vulnerabilidad, no es lo mismo atender a un hombre solo que a una familia, a una madre soltera, un enfermo crónico, son atenciones distintas, lo que queda en evidencia es que ningún país está preparado para atender tanta gente, siempre algo va a hacer falta y México no es la excepción, Chiapas a pesar de ser con Oaxaca y Guerrero de los estados con mayores niveles de pobreza, el gobierno estatal y municipal hacen buena parte para atender a esta población, pero todavía falta”, reconoció.

Para esto, gracias a acuerdos internacionales, se llevan a cabo cuatro mesas temáticas dos veces al año, sobre identidad y documentación, salud, educación e inclusión laboral, las primeras tres van bien pero la inclusión laboral cuesta, en Chiapas los empresarios todavía no los incluyen, pese a que cuentan con su tarjeta de residente permanente emitida por el Instituto Nacional de Migración (INM), que les da la posibilidad de trabajar, lo que les consta es que cerca de 50 mil personas del ‘18 para acá han podido colocarse en empresas del centro y norte del país y quieren más, es una buena práctica, la mayoría no vienen a pedir, sino a aportar.

“Oficinas de representación sólo había cuatro en 2018, en CDMX, Acayucan, Tenosique y Tapachula, ahora son 13, algunas pequeñas, otras grandes, se suma Tuxtla Gutiérrez, Palenque, Villahermosa, Saltillo, Guadalajara, Monterrey, Chihuahua y Tijuana, a pesar de los recursos limitados, sobrevivimos gracias a dos apoyos, el de Acnur y el de la Coordinación para la atención de la migración integral de la frontera sur, un organismo dentro de Secretaría de gobernación, son muchos elementos que apoyan a la Comar para atender, a partir del 1 de enero al 30 de septiembre de este año, alrededor de 550 mil personas fueron registradas por la Comar en todo el país, no todo al que solicita se le reconoce, de ese total se reconocieron 110 mil, es un procedimiento conforme a la ley”, explicó.

La ruta de atención incluye una entrevista de elegibilidad por personal calificado de Comar, que tiene conocimiento del país de origen del solicitante, con la intervención de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), que les dice día a día cómo está la situación y si coincide con lo que dice la persona, el que es reconocido es porque ya pasó por todos esos eslabones, se tardan un poco, la ley fue creada en 2011, donde había mil 300 refugiados al año, se tenía que resolver en 45 días hábiles con posibilidad de extenderse a 90 y 10 más de notificación, es decir, unos cuatro meses, ahora creció más pero no lo suficiente, tardan hasta ocho meses para resolver, por eso les dicen que tiene que esperar pacientemente, mientras tanto hay un programa interesante del gobierno federal, el Programa de emergencia social y natural que está en Tuxtla, Tapachula, Veracruz, Palenque y Tabasco, donde les dan 5 mil 290 pesos por mes al hombre o mujer para sobrevivir, no es un trabajo, sino un servicio social y tiene el objetivo de darles una parte económica para supervivencia, al mismo tiempo que ayudan a labores comunitarias con ayuntamientos, escuelas e instituciones para dejar ver que el refugiado también es capaz de aportar su trabajo, ese programa coadyuva, pero el enorme reto es hacerle frente, de las otras personas cómo se hacen cargo, la situación es complicada.


“Algo así, solo en Ecuador en 2017 que entró un grupo importante de venezolanos, un país pequeño de 260 mil kilómetros cuadrados, con 15 millones de habitantes, de repente llegan 500 mil a un pueblo, de ahí lo más fuerte que he visto es en Tapachula… nosotros como Comar tenemos la dirección de atención y vinculación, desde donde constantemente damos charlas, capacitaciones, talleres en las escuelas, centros de salud, gobierno federal, estatal y municipal para decir qué es un refugiado, un migrante, sus derechos y obligaciones, las nuestras como estado mexicano, el papel de un municipio o estado, parece ser un tema de carácter federal pero no, ya hay cierto nivel de sensibilidad, pero todavía falta por hacer, la población local o receptora, que entiendan que no les va a quitar su escuela o su salud, ahí es donde tenemos que reunirnos con gobierno del estado, municipal, federal, INM protección civil, el sector salud, y abordar qué hacer para Tuxtla ante la llegada de 15 a 20 mil personas que duermen en casas de campaña, debajo del puente, buscar un lugar para dar albergue temporal con condiciones dignas, con agua, salud, mientras esperan el CBP One”, dijo.

Cuando ellos reciben la cita por la app, van al INM para abordar un camión o avión para llegar a la cita, que tampoco es garantía de poder obtenerlo, y es que hay una crisis de modelos sociales, políticos y sociales por lo que la gente logra salir de su país para buscar mejores condiciones de vida, mientras no se ataquen las causas, el fenómeno va a persistir, no es sencillo pero si se juntan pueden hacerlo más llevadero, como dice la presidenta y el ex presidente, hacer programas en Honduras, El Salvador, Guatemala, Belice, Cuba, Colombia como Sembrando Vida o Jóvenes Construyendo el Futuro, que han logrado impactar pero no como se requiere, mientras Estados Unidos siga teniendo el mejor sueldo del continente, la gente seguirá queriendo obtener más ingresos por menos trabajo, mientras un jardinero por día gana 200 pesos aquí, allá le pagan 10 veces más, mientras ese diferencial salarial exista, habrá atracción para ir, quienes tuvieron el privilegio de ir a la escuela tienen un empleo digno y formal para hacer aquí su trabajo, pero no todos, es complejo.

“Lo hacemos por obligación, pero debemos hacerlo por convicción, el nuevo gobernador está bastante interesado de hacer un polo de desarrollo con personas migrantes y refugiadas, es una medida muy interesante, iniciativa bienvenida y aplaudida por los organismos nacionales e internacionales, aún así tenemos la certeza de que no será suficiente para atender a todas las personas que están llegando, más con la llegada de Trump, que promete deportaciones desde el primer día, qué hacer como gobierno de México para atender a los connacionales que deporten, o los que deporten a otros países y quieran volver a entrar al país, lograr la sensibilidad de los gobiernos e inyectar recurso, México a nivel internacional juega un papel importante en materia de atención a refugiados, ojalá se mantenga este nivel de hospitalidad y cumplir con sus propias leyes”, finalizó.

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