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EDUARDO GRAJALES

“CHIAPAS PUEDE”: UN PASO DECISIVO HACIA LA ALFABETIZACIÓN Y LA JUSTICIA SOCIAL




El anuncio del gobernador electo Eduardo Ramírez de emprender un ambicioso proyecto para erradicar el analfabetismo en Chiapas marca un hito en la historia reciente de la entidad. Bajo el nombre “Chiapas Puede”, esta iniciativa busca ondear la bandera blanca en materia de alfabetización, cumpliendo los estándares internacionales y enfrentando un desafío monumental con la participación conjunta de instituciones gubernamentales y sociedad civil.

El reto no es menor: más de 550,000 personas, en su mayoría indígenas y mujeres mayores de 30 años, enfrentan la barrera del analfabetismo en Chiapas. Para superar este desafío, el proyecto presentado por el recién nombrado secretario de Educación en la entidad, Roger Mandujano, combina esfuerzos nacionales e internacionales, desde la estrategia de alfabetización del INEA hasta la asesoría de organismos como la UNESCO y experiencias exitosas de países como Cuba con su programa “Yo sí puedo”.

Sin embargo, lo que hace particularmente relevante a “Chiapas Puede” no es solo su magnitud, sino la voluntad política que lo respalda. El gobernador Eduardo Ramírez ha mostrado un compromiso por resarcir una deuda histórica con las comunidades indígenas y las poblaciones marginadas, que por décadas han sido relegadas a la periferia del desarrollo. En muchos casos, han sido víctimas de obstáculos institucionales, desinterés o falta de estrategias culturalmente adecuadas a su cosmovision de pueblos originarios.

Es un hecho notable que, por primera vez, un gobierno chiapaneco inicia su gestión con una política educativa como eje central, en lugar de enfocarse en obras públicas o proyectos más llamativos. Este enfoque está alineado con las prioridades de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ha puesto la educación como un pilar estratégico para el desarrollo social y económico del país.

El modelo planteado no solo adopta la metodología oficial, sino que incorporará elementos propios de las regiones interculturales de Chiapas, rompiendo paradigmas en el diseño de políticas públicas excluyentes y racistas. Este enfoque reconoce la riqueza cultural del estado y otorga protagonismo a las comunidades, no como objetos pasivos de intervención, sino como sujetos activos en la construcción de su futuro.

La trascendencia de este esfuerzo radica en su capacidad para sentar las bases de una transformación profunda desde la educación. Más allá de enseñar a leer y escribir, “Chiapas Puede” representa una oportunidad para empoderar a las comunidades marginadas, abriéndoles las puertas al conocimiento y, con ello, a nuevas posibilidades de desarrollo.

Por supuesto, el camino no estará exento de desafíos. Pero a diferencia de otros momentos, hoy convergen las condiciones necesarias: voluntad política, visión de Estado y una activa participación social. Si logramos alfabetizar a este mas de medio millón de personas, no solo se transformará el panorama en Chiapas con mejores condiciones de vida y de equidad, sino que México dará un paso decisivo hacia el cumplimiento de las metas internacionales de alfabetización fijadas por la ONU para 2026.

El impacto de esta iniciativa no se medirá solo en números, sino en las vidas transformadas de quienes, por primera vez, podrán entender el mundo actual —y otros mundos— a través de la lectura y la escritura. Chiapas, hoy más que nunca, puede.

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