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Redacción

Claudia Consuelo, docente y ejemplo para su comunidad

En este primer segmento del año, recordamos que 2024 fue un año de mucho aprendizaje, nuestras anfitrionas se dijeron sorprendidas de tener a tantas mujeres valiosas en el estado de Chiapas, en esta ocasión, la primera invitada del año estado la doctora Claudia Consuelo Martínez, doctora aunque no le guste, pues debemos de nombrar nuestros esfuerzos, están muy contentas de que las acompañe y poder coincidir, compartir su historia y un poco de lo que es, pues además de amiga y compañera en la lucha del Pacto de Sororidad, es un ejemplo, una mujer originaria de un ejido de Jiquipilas, lleno de cualidades y de gente como ella.



“Nací y todavía vivo en el ejido Plan de Ayala, a 40 minutos de la cabecera municipal de Jiquipilas, soy hija única, mi mamá, una mujer rural, dedicada siempre a las labores propias de un ama de casa, a cocinar, pero recuerdo y tengo presente que mi abuela materna tuvo puros hermanos varones y tuvo el deseo de estudiar y aprender más, en esa época no era posible, su papá no le brindó la oportunidad, por eso cada vez que tenía nietas mujeres le decía a sus hijas e hijos que teníamos que estudiar, ese impulso hacía que nuestros papás nos permitieran continuar nuestros estudios, hay gente que piensa que si es mujer que la mantenga el marido, son ideas obsoletas, nuestra visión cambió completamente, siempre tratando de abonar al desarrollo del ejido y cambiar estas ideas”, señaló.  

Y es que admitió que hay gente que sale del ejido y ya no vuelve, porque se enfrasca en la vida de la ciudad, se acostumbra a las comodidades, lo que ha contribuido a su regreso es que ingresó como docente en el Cobach, en el programa de Educación Media Superior a Distancia (Emsad) que inicia en 2002, se pensaba que funcionara como telesecundaria, pero hay comunidades que no tienen luz eléctrica o antena, al final a los maestros los contrataban como asesores pero nunca funcionó así, empezaron a hacer la labor de un maestro, en 2005 ingresa ella, desde que les daban la ficha para presentar examen les decían que estaban ubicados en lugares con condiciones difíciles, donde podía no haber luz, de difícil acceso, para que el que presentara examen tuviera una idea de a lo que iba.

“Muchos iban con la intención de dar clases en una cabecera o cerca de su casa, quien ha vivido en un ejido tiene la noción, la idea, eso hace que uno quiera seguir contribuyendo al desarrollo de la comunidad y de donde uno es, en este 2025 vamos a cumplir 20 años, la mayoría de los años han sido como docente en una comunidad que se llama San Andrés Duraznal en Simojovel, desde llegar es una proeza, estando ahí es otra historia, estamos muy contentas de cumplir 20 años de trabajar en el Cobach, hemos tratado de trabajar proyectos con las alumnas porque ha coincidido y nos identificamos con ellas, siempre aceptan y están dispuestas a participar”, relató. 

Por ejemplo, salió una convocatoria de Inmujeres a principios de año, tenían una alumna que ha aprendido lengua de señas en Ocozocoautla y le nació enseñarlo a sus compañeros, también ha participado en concursos de fotografía, nadie quería participar, entonces ella le dice los lineamientos y puntos y participó en un proyecto cultural, la idea era que el lenguaje de señas y fotografía lo implemente en espacios públicos de Coita, en un parque, que a niños y niñas les enseñe lengua de señas y al mismo tiempo vayan aprendiendo a expresarse mediante una imagen, y ganó en su categoría, están en ese proceso de implementarlo, recibieron un apoyo económico de 12 mil 500 pesos, a ella que le gusta la fotografía le sirvió para comprar una cámara y se siente muy emocionada. 

“Tengo un proyecto que inicia como una necesidad en su momento, porque en el caso de la alfabetización trabajar en comunidad, pedirle un libro a un muchacho, no es una prioridad para las familias, es comprar el libro o tener la comida para ese día, en este tema de fomentar la lectura es muy importante, pero también hay que ver estas dificultades, en mi caso el tiempo que estuve como docente trataba de acercarles la lectura, Coneculta me dio varios paquetes de libros, donaciones para que los tuvieran al alcance, entonces algunas mamás del ejido sugirieron poner una pequeña biblioteca comunitaria, había unas aulas que en algún tiempo funcionaron para la primaria, la asamblea ejidal nos lo concedió, y ahí las donaciones las íbamos poniendo, íbamos de casa en casa pidiendo sillas, hacíamos rifas, empezaron a regalar libros pero no teníamos donde colocarlos, fue por interés de la comunidad, todavía no está establecida formalmente, queremos que pertenezca a la Red de Bibliotecas Públicas para que tenga mobiliario formal y se reditúe a la persona encargada, porque la persona que abre y cierra lo hace de manera voluntaria, es madre soltera”, mencionó.



Las anfitrionas reconocieron que es una gran labor que le ha cambiado la vida a tantas personas sin saberlo, pues los libros salvan vidas, con estas carencias de qué le voy a dar de comer a mis hijos, Ale siempre tuvo a la mano el libro más usado, pero para tener la posibilidad de conocer otros mundos e ideas, a veces se tiene el tabú de que en las comunidades la gente no quiere leer, pero al contrario, están ávidos de conocimiento, ideas construidas alrededor de que la comunidad lo quiere, la felicitaron e impulsaron a seguir apoyando este proyecto, que todo el auditorio conozca estas necesidades y el alcance de aprender a leer. 

”El espacio está, los libros están, son espacios para toda la gente de la comunidad, pasaba la gente y pensaba que era solo para los niños, pero hay mucha gente que puede compartir sus saberes en muchos temas, pueden ser espacios de diálogo entre generaciones, hay una persona que sabe mucho de plantas medicinales, que un niño escuche a su papá, a su abuelo hablar de lo que tanto sabe, encontrar donde compartir esto que sabe, todos tiene algo que compartir pero no se ha configurado el espacio todavía”, añadió. 

Además, tiene otro proyecto, que transversaliza la sustentabilidad en el rescate de especies como la orquídea, que a nivel estatal somos ricos, hay una diversidad impresionante y muchas de ellas están en peligro de extinción, surge porque en muchas de las comunidades, las ,flores la jardinería la hacen las mujeres, y no fue la excepción, su mamá y su tía siempre han tenido flores, cuidado su jardín, hace muchos años empezaron a darse las quemas forestales y afectar a los ecosistemas, la gente empezó a tener en casa una especie de orquídea conocida como Flor de Candelaria, que está en peligro de extinción, todos la tienen en sus árboles, pues es epífita, su base pueden ser los troncos de los árboles, entonces su mamá y su tía la intentaron poner en una macetera, intentaron hacer sustratos, la quisieron vender, sin saber que estaban en peligro de extinción.

“Alguien les dijo que no se podían vender como cualquier otra, nos empiezan a platicar que hay UMAS, que en el caso de las plantas son llamadas Programa Integral de Manejo de la Vida Silvestre y había que hacer todo un proyecto, buscar un técnico certificado para dar seguimiento, empiezo investigando y contacto al biólogo Manuel Franco, cuando le llamé me dijo, ya no me dedico a eso, pero por ser mujeres y ya tenerlo avanzado, voy a ir a la comunidad, vio la iniciativa e interés y quiso apoyar, hace la gestión en Semarnat, pues está certificado, hace cuatro o cinco años se publicó una convocatoria, participamos y salimos beneficiados para construir el invernadero, con riego tecnificado”.

Dijo que ha sido mucho de batallar, porque es un tema que a veces uno no conoce, lo fueron conociendo con los años y documentando, compraron un libro donde están registradas todas las especies documentadas en el estado, incluso otras que ya se extinguieron, cada año Jiquipilas y Cintalapa son zonas que se ven devastadas por los incendios, y las pocas que quedan al natural se van consumiendo, la gente ya las empieza a conocer, es una gran ventaja, los que suben a trabajar empiezan a identificar que se quemó en tal lugar pero todavía hay plantas que se parecen a las que tienen y se las llevan, algunas muy maltratadas, y es que la orquídea es una planta muy resiliente, es sorprendente ver cómo se puede adaptar a un tronco que no tiene vida si hay condiciones, sus raíces empiezan a detenerse de ese tronco muerto, son flores muy especiales.

“Las expertas son ellas, mi mamá dice, siempre ando hablando con las plantas, muchas ideas se transforman con este tipo de proyectos, en mi casa no había la cultura de separar los residuos, ahorita llego y las tapitas están en un contenedor, se tiene un área para la composta, también albahaca y ruda, que ya no hay en la comunidad, ese cambio de chip es importante, que todos en su casa hicieran esta clasificación sería una gran ayuda para los temas ambientales, para cuando pase el que va por el plástico, por el fierro, cuando hay Operación Conejo, eso es raro lograr en una comunidad, uno le dice a los muchachos en la escuela, pero si llegan a casa y ven todo igual, no se motivan”, opinó.

Este invernadero ya está registrado como empresa de Jóvenes Construyendo el Futuro, pues tienen aprendices llevando sus redes sociales, las puedes contactar al 9681008890 y en su página Orquídeas Silvestres, es muy importante que todos conozcan y compartan el trabajo que se hace en las comunidades, hay gente que viene de fuera, para promover el turismo sustentable y responsable se tiene que conocer lo que se hace en las comunidades.




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