Dolor e indignación por asesinato de un bebé en Tuxtla
Tuxtla.- “Cuando Norma abrazó a su hijo, éste ya tenía toda raspada su carita, estaban fríos sus piecitos; como que (el asesino) le tapó su boquita, porque no se escuchó que llorara más esa noche”, advierte Concepción Gamboa López, vecina de la colonia Linda Vista Shanká, donde fue asesinado este sábado el bebé Ulises.
Mientras prepara en una tina un caldo de res para ofrecerles a las decenas de personas que se acercan al velorio en honor al niño de dos años de edad, ella menciona que el crimen ocurrió el sábado por la noche, pero fue hasta el domingo cuando descubrieron la tragedia.
De hecho, la Fiscalía General del Estado (FGE) detuvo al padrastro y a la mamá del bebé, el primero como el responsable del asesinato; en su boletín, advirtió que, de acuerdo con la denunciante, el sujeto estaba ebrio y le molestó que la criatura llorara, por eso la golpeó hasta quitarle la vida.
De nueva cuenta, Concepción dijo haber visto las lesiones en el cuerpo del pequeño, “en la cabecita, por ejemplo, también estaba todo golpeado; por eso pedimos que se haga justicia”.
Según ella, desde hace un mes, cuando Norma empezó la relación con su pareja, las marcas en el cuerpo del bebé eran más comunes, pues sufría de violencia.
El día del asesinato, cuenta, su pareja esperaba afuera del cuarto donde rentan, pero cuando percibió que Norma retornaba de su empleo, entró a prisa hasta donde estaba Ulises, quien fue enterrado este lunes en el panteón Jardines de San Marcos, de esta capital.
En entrevista, Guadalupe Cruz García, abuela del bebé, lamentó que su nieto fuera asesinado de una forma tan brutal, “lo quería mucho, me buscaba, lo cuidaba; era tranquilo, jugaba… me ponía muy alegre cuando estaba conmigo”.
Manifestó que durante el tiempo en que Norma estuvo con el presunto asesino, nunca percibió que hubiera violencia, “vivo aparte, lamentablemente no supe cómo fue, sólo me avisaron”.
Sobre la calle Primero de Octubre, lote 4, manzana 22 de la colonia Linda Vista Shanká, fue montada una carpa para que las personas acompañaran al niño, antes de que fuera inhumado.
Mientras se efectuaba el velorio, decenas de personas se acercaron para llevar flores, veladoras e incluso dinero para que Ulises no fuera enviado a la fosa común, y recibiera una sepultura digna.
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