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AGENCIA ID

El escarabajo que homenajea a Hitler seguirá llamándose así

Llegamos al congreso internacional de Botánica en Madrid y, entre saludos y alegrías, todos hablan de lo mismo. Los botánicos, los zoólogos, los biólogos hablan mucho de los nombres de los seres vivos. Con ellos, o gracias a ellos, hemos aprendido que:


Hay una especie de murciélago llamada “Ía io”.

Llamaron a una avispa australiana “Ahá ha”

La urraca se denomina científicamente “Pica Pica”

Hay una avispa a la que un fan de Star Wars llamó “chewbacca”

Descubrieron un organismo microscópico al que llamaron “Viserioni”, porque se parece al dragón de la popular serie Juego de tronos.

Hay tres tipos de gorgojos descubiertos en Francia que se llaman T. Asterix, T. Obelix y T. Ideafix.

Y así podríamos seguir porque hay una avispa en Nueva Zelanda llamada “tolkieni”, por el escritor de El señor de los anillos, hay una araña “gryffindori”, porque tiene la forma del gorro seleccionador de la saga Harry Potter… e incluso un mosquito “Shakirae”, una polilla “Donaldtrumpi” o una araña “Barackobamai”.

Son todos nombres científicos reales. No nos hemos inventado ninguno. El problema es que también hay un escarabajo Hitleri -que muchos coleccionistas buscan- y una mariposa mussolini

Y este es el tema recurrente de muchos años. Casi desde tiempos de Linneo: ¿habrá este año alguna decisión sobre los nombres de los seres vivos más polémicos? ¿se seguirán manteniendo términos racistas en los nombres científicos que le hemos dado a algunos seres vivos? Y sobre todo: ¿se mantendrán los nombres que homenajean a personajes como Hitler o Mussolini?

Se lo preguntamos al investigador español Pablo Vargas y aunque responde y da su opinión también nos deja esta reflexión: “Este tema es importante pero también tiene que servir este congreso y cada vez qué hablemos para reivindicar dinero para la investigación y poder seguir descubriendo especies, que vamos muy despacio y hay millones sin categorizar”.

Este biólogo y botánico -especialista en sistemática molecular y biología evolutiva de plantas vasculares- es uno de los 680 firmantes de un manifiesto titulado “La protección de los sistemas de nomenclatura biológica estables permite la comunicación universal: un llamamiento colectivo e internacional”. Y esto nos lleva a lo mollar de este problema. No es simplemente decidir si nos parece bien o nos parece mal que se elimine el nombre a un escarabajo que se llama “hitleri” y que homenajea al genocida alemán.

El problema real, por el que no hay quorum en la comunidad científica es que “el valor de los sistemas de nomenclatura universal en biología es que permiten una visión científica inequívoca” y ahora mismo -son palabras textuales del manifiesto- “la estabilidad de estos sistemas se ve amenazada por las recientes discusiones en las que se pide una revisión masiva de nombres “inapropiados”.

Los firmantes dicen que “es evidente que tales propuestas provienen de sentimientos muy profundos” (a todos, o casi todos, seguramente, les parece mal que un escarabajo se llame hitleri) pero según muchos científicos estos cambios “pueden dañar irreparablemente el sistema de comunicación y las ciencias que dependen de ella”, inducirían a miles de confusiones y obligarían a millones de cambios en textos científicos donde aparecen nombrados los seres vivos a los que se quiere cambiar el nombre.

De esto se está hablando en el congreso internacional de botánica y no de si está bien o mal que el escarabajo se llame Hitler o que haya una mariposa que se llame Mussolini porque dos fascistas de los años 30 del siglo XX pensaron que era un buen homenaje para sus ídolos. La bióloga canaria Ana Crespo, Presidenta de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España nos da su opinión personal: “generaría muchos problemas el cambio, si, pero esta claro que en determinados personajes, en los que ha resultado claro, incluso con condenas, que han sido unos criminales, hay que hacer el cambio”.

Asi que el debate sigue abierto. De momento, la sección de nomenclatura del congreso ha votado para implementar un nuevo mecanismo: a partir de 2026 se revisarán mejor este tipo de nombres para que no pueda haber más casos de “escarabajo hitler”. Sin embargo, ha tomado la decisión más conservadora dejando intactos los nombres históricos ofensivos de algunas plantas, hongos y algas. Las denominaciones polémicas procedentes de nombres de personas reales que ya estén puestas, sean las que sean, no se tocarán.

La única concesión a revisar el pasado que han hecho es la eliminación retroactiva de los 200 nombres relacionados con la palabra “cafre”, considerada extremadamente despectiva en el sur de África. Un ejemplo, el árbol del coral sudafricano, conocido científicamente como Erythrina caffra, pasará a llamarse Erythrina affra.

El nuevo código de nomenclatura aprobado en Madrid estará vigente los próximos cinco años, hasta la próxima cumbre internacional. La medida pretende, han dicho desde el Congreso, “equilibrar el respeto por la historia y la ciencia con la sensibilidad social contemporánea”.

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