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AGENCIAS

El nieto del científico Jacques Cousteau construirá estación internacional bajo el mar Caribe

Florida.- El acuanauta, documentalista y ambientalista del océano Fabien Cousteau, nieto del famoso explorador e investigador del mar Jacques Cousteau, vive según el principio de que “no existe una cosa que sea imposible” y ahora se dispone a hacer realidad uno de esos sueños utópicos: la mayor estación de investigación submarina de todos los tiempos.



Durante años, Fabien ha soñado con construir un gigantesco y moderno hábitat submarino, una versión subacuática de la Estación Espacial Internacional (EEI), que orbita la Tierra a unos 400 kilómetros de altura, y que en este caso se instalaría a una profundidad de 60 pies (18,28 metros), bajo una presión equivalente a tres veces la de la atmósfera.

El futuro laboratorio, que lleva el nombre de un dios del mar de la mitología griega, Proteus (Proteo), sin duda merecería estar en el Olimpo de la investigación y la arquitectura submarinas, pues el proyecto será cuatro veces más grande que las actuales instalaciones de ese tipo y podría transformar la investigación subacuática para siempre.

Cousteau está recaudando los 135 millones de dólares que harán falta para construir la estación, según la revista estadounidense ‘Forbes’. Proteus consistirá, básicamente, en dos plantas con forma de cilindros gruesos y de poca altura, unidos por una rampa en espiral, de las cuales surgirán una serie de recintos o cápsulas habitables con forma de huevo, y será construida con los mismos metales y compuestos de los cascos de los barcos.

La estación será unas diez veces más grande que Aquarius, el anterior laboratorio submarino de Fabien Cousteau, aún en funcionamiento y que tiene unas dimensiones equivalentes a las de un autobús escolar, según la revista Fast Company. Esto significa que Proteus mediría alrededor de 370 metros cuadrados.

Proteus, compuesta por una instalación científica y un hábitat para investigadores, será la estación submarina más avanzada destinada a investigar los problemas globales más acuciantes, según sus diseñadores del Centro de Aprendizaje Oceánico Fabien Cousteau (FCOLC) y el estudio del diseñador Yves Béhar.

Laboratorio en el fondo del mar

Esta gigantesca instalación albergará laboratorios de última generación equipados con congeladores, microscopios y la tecnología más avanzada, con el fin de desarrollar en cuestión de días investigaciones que normalmente llevaría años completar utilizando los métodos y equipos convencionales.

También podrá alojar hasta 12 personas durante más de 31 días, lo cual supera la capacidad de cualquier estación submarina jamás construida, e incluirá la primera instalación de producción de video a gran escala para transmitir programación educativa continuamente y en vivo, incluyendo tecnologías de realidad virtual y realidad aumentada, contando con colaboradores de todo el mundo, según FCOLC.

Esta ‘EEI bajo el agua’ será una plataforma para que los principales investigadores, académicos, agencias científicas y corporaciones colaboren para aplicar la ciencia en beneficio del futuro del planeta, abordando cuestiones críticas para la humanidad como los hallazgos medicinales, la sostenibilidad alimentaria y los impactos del cambio climático.

“El océano es nuestro sistema de soporte vital y resulta indispensable para resolver los mayores problemas del planeta, que representan un riesgo multimillonario para la economía mundial, como el cambio climático, el aumento del nivel del mar, las tormentas extremas y los virus”, señala Cousteau.

Cousteau considera esta estructura subacuática “la primera en una red de hábitats submarinos que permitirán efectuar descubrimientos y adquirir conocimientos bajo el agua que cambiarán la vida de las futuras generaciones”.

La estación incluirá un invernadero submarino que permitirá a sus habitantes producir plantas comestibles mediante hidroponía (cultivo sin tierra) y estará alimentada por fuentes de energía sostenible, como la eólica, la solar y la conversión térmica oceánica (Otec), que aprovecha las diferencias de temperatura entre las distintas capas del agua para generar electricidad.


Inmersiones prolongadas

Esta plataforma posibilitará a los acuanautas realizar inmersiones continuas de día y noche para recopilar datos, descubrir nuevas especies de vida marina, comprender mejor cómo afecta el cambio climático al océano y probar nuevas tecnologías en acuicultura y exploración robótica, según explica Cousteau.

Los sistemas de recintos presurizados y de apoyo de Proteus permiten a los buzos practicar un tipo de buceo denominado de saturación, que adapta su torrente sanguíneo a la presión del agua circundante, posibilitándoles trabajar, explorar y desplazarse en el hábitat submarino y realizar investigaciones en el fondo del océano durante 8 a 12 horas por día.

Los laboratorios de la estación facilitarán el procesamiento de muestras orgánicas que pueden estudiarse al instante, evitando que los especímenes se degraden o mueran durante el arduo viaje a la superficie y a los lejanos laboratorios en tierra firme. La experimentación in situ apoyará el desarrollo de nuevos tratamientos para el cáncer, antibióticos y vacunas, basados en los biocompuestos extraídos del mar.

Proteus también se puede convertir en un gran banco de pruebas para entrenar astronautas para la exploración espacial, desde el punto de vista físico y psicológico, según FCOLC.

“Vivir bajo el agua nos regalará más tiempo para investigar y la increíble perspectiva de ser un residente en el arrecife y no solo un visitante”, afirma la doctora Sylvia Earle, “embajadora del Océano” de FCOLC y bióloga marina estadounidense.

Este laboratorio bajo el agua se ubicará frente a la isla de Curazao, en una zona cálida donde el sistema Otec trabaja mejor y cuyas aguas son ricas en biodiversidad en un área marina protegida del mar Caribe, señala Hannah Nice, responsable de comunicación de la organización.

Nice explica que Proteus se basa en la Misión 31 (2014), cuando Cousteau dirigió cinco acuanautas en Aquarius, una estación de 37 metros cuadrados en los cayos de Florida (EE. UU.), estableciendo el récord de vivir 31 días bajo el agua, en los que se efectuaron investigaciones que dieron como resultado 12 estudios científicos publicados y 9.800 artículos científicos.

 
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