El pox, bebida chiapaneca, elixir de los dioses
- ALEJANDRA OROZCO
- 22 sept 2023
- 3 Min. de lectura
Tuxtla.- Cuando uno viaja a los Altos de Chiapas, hay un común denominador al que muchos le tienen miedo, otros respeto, y hay quienes ya le agarraron el gusto; se trata del pox, bebida ancestral y artesanal que engalana cualquier celebración, joya de la corona de las bebidas alcohólicas del estado y que hoy en día incluso se usa en mixología, acercándola a las nuevas generaciones y convirtiéndose en parte del día a día de estos pueblos.

El pox, también escrito como posh, es básicamente aguardiente que se elabora a base de maíz, muy importante en la cultura maya, se utiliza de manera ceremonial, pero también como símbolo de fraternidad entre la comunidad, es por eso que no puede faltar para celebrar tratos, recibir visitas o tratar temas de importancia.
Para su preparación, primero hablaremos de un antecesor: se llena un alambique de madera de 200 litros con agua de manantial, panela, maíz, salvado de trigo y azúcar, durante todo un día, se revuelve cada dos horas esta mezcla con palas de madera, que después se cubre con una lona de plástico y se deja fermentar mínimo por una semana; al cabo de este tiempo resulta una bebida prehispánica muy popular en los mercados de los pueblos de los altos de Chiapas llamada chicha.

Quienes la venden, la almacenan en barriles y cántaros y la sirven en jícaras y jarritos, también es común verlos en las bifurcaciones de caminos bajo las cruces rituales para refrescar a los viajeros, esta chicha se vierte posteriormente a unos tambos, que una vez teniendo el líquido, se prenden con leña para cocerla y mediante unos tubos de cobre se va pasando el destilado a otros tambos con agua fría de manantial, así es como obtenemos el pox, mediante un proceso totalmente artesanal y toda la materia prima es orgánica.
Se puede hacer una sola destilación para obtener un destilado de 36 grados de alcohol, o una doble destilación para obtener un destilado de 64 de grados, y es que no es para menos, pues bebida está relacionada de manera entrañable al nacimiento, al matrimonio, a la muerte y a la fiesta; se utiliza también como símbolo de fraternidad, los curanderos lo ofrecen dentro de sus rituales de sanación, antes de atender al enfermo riegan un poco en el suelo para halagar a la tierra, en la cruz familiar, a los cuatro puntos cardinales y lanzan un poco al viento para que lo tome el alma del brujo.

También se le atribuyen propiedades meridionales; por ejemplo, si duele el estómago, se toman dos copitas y dicen se pasa la molestia, con ella también se ahuyenta a los malos espíritus, o aclara la garganta, también quita el frío, y es que cómo no echarte tu “fuertecito” si estás en San Cristóbal, sientes que poco a poco te va bajando el calor por la garganta y te va reviviendo por completo.
Este aguardiente es para las comunidades indígenas el puente entre el mundo material y espiritual, según sus usos y costumbres, cada sorbo tiene y cumple un propósito; es promesa de alegría en las fiestas, elixir para curar las enfermedades del cuerpo y un bálsamo para el alma, según dicen quienes se especializan en este tipo de bebidas.

Si alguna vez acudes a una fiestas patronal, carnaval o a la Semana Santa, puedes llevar una botella vacía o el tradicional “cuerno de toro”, es muy común que los mayordomos, quienes organizan la fiesta, te inviten más de una copa pero no todos aguantan, si ya tomaste una o dos, y ya no quieres más, en señal de respeto puedes recibir la copa y vaciarla en el recipiente, así no se sentirán desairados.
Las nuevas generaciones han tenido la buena visión de acercar el pox a todos aquellos que desean probarlo en distintas versiones, y seguramente, como le pasó al pulque, tomará un nuevo auge entre los jóvenes esta bebida tan especial, que se dice, junta los corazones.









Comentarios