Elenita Torres, Premio Kybernus 2021
Tuxtla.- Elena Torres Villanueva es una vieja amiga y aliada de esta casa editorial, es portavoz de la causa contra el abuso sexual infantil y el año pasado, fue la ganadora del Premio Kybernus al liderazgo social, una presea que se otorga al activista más destacado a nivel nacional y que la hizo llorar de la emoción.
“Fue una de las experiencias más enriquecedoras en términos de compromiso social, de que las personas sigan sus sueños, una reivindicación de la humildad ante quienes han creído en este proyecto y de forma espiritual”, describió.
Cuando sale convocatoria a nivel nacional de este premio, Elena no quería participar; de manera personal, empezó a los 16 años como activista social, en los que conoció a Premios Estatales de la Juventud que hoy en día están haciendo cosas increíbles, al ver esos liderazgos locales creció su admiración profunda y anheló ser una persona comprometida, y convertirse en ser Premio Estatal de la Juventud.
“Empecé a preparar mis evidencias por fechas y a ser más exigente, siendo una joven trabajando por niños en un tema tabú, empecé a ser muy estricta, siempre estuve convencida que un trabajo de 10 años podía acabarse en 10 segundos estando en alguna situación complicada o que personas cerca de mí estén drogándose o en una disputa, mi entretenimiento es ver videos o stand ups en internet, soy muy tranquila, por ejemplo, no he querido publicar el acoso que he vivido para que a los demás no les de miedo estar cerca de mi”, señaló.
Elena se negaba a participar en esa convocatoria porque ya había participado por el Premio Estatal de la Juventud y no lo obtuvo, ella vivió abuso sexual infantil cuando era niña y pensó que causaría mucho revuelo revelarlo porque la iban a cosificar, a erotizar, le decían que no se iba a casar, algunos le decían que no lo contara y otras personas que sí, porque le iban a creer, se iban a identificar con ella, y le decían que si llegaba a ser premio estatal, sería el estandarte de que sí se puede superar este problema.
“También me he involucrado en temas de construcción de vivienda, de discapacidad, pero mi estandarte es la protección a la niñez, publiqué la foto cuando me postulé al Premio Estatal y en más de 500 comentarios me declaraban ganadora, era el último año en que podía participar, incluso titulares de instituciones comentaban que ganaría, y no se dio; no siempre ganas, y de manera personal fue: ya no voy a esperar a ganar algo para platicar mi historia”, señaló.
Es así como empezó a dar pláticas y muchas personas le han hablado al respecto, es por eso que cuando la invitan a esta convocatoria no quiso, pensando que si no se dio de forma estatal menos se daría a escala nacional; resulta que quedó seleccionada como finalista, por ello viajó a la Ciudad de México, donde conoció líderes de todo el país, Premios Nacionales de la Juventud, gente que ha estado en CNN o Naciones Unidas y entre ellos resultó ganadora.
“No puedes apostarle todo a una sola cosa, cuando vi esos liderazgos y su trayectoria dije: no estoy aquí para convencerlos de lo que he hecho, en cambio les conté mi historia, todo lo que viví, sufrí y creé a partir del dolor en tres minutos, muchos traían un proyecto empresarial o tecnológico, a veces me levantaba a las 3 de la mañana sin motivo alguno ni miedo, por lo que fue algo muy espiritual también para mi, me aislé mucho”, reconoció.
Y es que pensar en su juventud es pensar en Granito de Arena, tener 21 años, sin dinero, pues viene de una familia de clase media trabajadora, normal, por lo que arriesgó su vida entera por otras personas; a veces pasan generaciones de niños o jóvenes y se ve en ellos, pues tenía su edad cuando empezó esto; si su tema fuera otro seguro ya sería diputada, sin embargo el sector filantrópico está muy en tela de juicio.
“A los 30 ya no puedo participar en temas de juventud y pienso, qué tengo yo, nada más que la satisfacción de hacer lo que he logrado, me dicen que me dedique a mí, pero nadie sabe lo que hay detrás, he viajado sola desde los 16 años a foros de juventud, siempre estoy en las instalaciones de la fundación, desde antes de la pandemia yo no salía, cuando llego a mi casa veo YouTube, he ido tanto a la Ciudad de México por los niños pero jamás he ido a Six Flags o a comer, quiero tirarme del bungee, nadar con tiburones en una jaula, tirarme del paracaídas”, nos comparte.
La Fundación Granito de Arena es una empresa social donde lo último que hace es pagarse a sí misma, es su sueño y prefiere pagar una terapia a algún niño; la considera como un hijo, lo pone por encima de su persona, tiene 10 años y no puede dejarlo solo, por eso cuando ganó el premio fue tan especial.
“Me salí de mi para conocer, y cuando hablé les dije lo que me ha costado llegar hasta aquí y no puedo creer estar logrando lo que inicié, la primera vez que llegué como invitada al Congreso de la Unión con un queso y un café para regalar, desde el avión dije ojalá hable a nivel nacional de mi causa, ese anhelo se cumplió 10 años después, si no lo hubiera vivido así no lo hubiera conseguido, a diferencia del otro que lo anhelaba y deseaba y cuando dije: no lo quiero ni lo necesito, la vida me lo brinda y se vuelve un gran compromiso”, destacó.
Elena recuerda estar parada junto a los líderes del país, muy nerviosa, y a nivel nacional empezó a decir que el abuso sexual es una segunda pandemia que viven los niños, así como las crudas cifras: México es el primer lugar mundial en abuso y pornografía infantil, así como en violencia y homicidio de niñas y niños por sus propios padres, en eso, el doctor Fernando Espinosa, presidente de Kybernus, la quedaba viendo para darle ánimos.
“Y aquí sigo, en este camino, cuando veo una voluntaria de 15 años me veo a mi, como era a su edad, algún día lo soltaré y anhelo que haya otros liderazgos, alguna paciente podría quedar en mi lugar, pero tengo que trabajar para tener el financiamiento y crecer en ese esquema, soy fundadora y presidenta de consejo, haremos un cambio legal porque soy la que hace todo, lo bueno es que ya llegó la persona indicada para la presidencia de consejo, es hombre, es chiapaneco, vive en Ciudad de México, conoce el tema y aceptó”, nos comparte.
A Elenita lo que le falta es tiempo, pues acaba de empezar un emprendimiento propio, Que Viva Piñata, negocio que era de su abuelita quien falleció en febrero del año pasado, iniciando hace 10 años, pero cierra en marzo de 2020 por la pandemia; se trata de la venta y comercialización de dulces piñateros, palitos y piñatas.
“Mi abuelita tenía su negocio y en su momento quise involucrarme pero nunca lo hice, desde que lo fundó fue una fuente de empleo para artesanas que elaboran piñatas, llegué a atenderla pero no me daba tiempo por la fundación, nunca lo vi como una fuente de ingresos, pero hoy pienso que los niños deben ser niños, hoy en día hay niños de cinco años que les ponen un mini antro y hasta les ponen su refresco como si fuera cóctel en las fiestas, la ropa los sexualiza y yo quiero preservar las tradiciones mexicanas, por lo que vendemos piñatas de olla y de papel, las de siete picos, y otro tipo de dulces”, describió.
El Premio Kybernus que se ganó consiste en 50 mil pesos, de los cuales la mitad la ocupó para sus gastos y decidió empezar a emprender con 15 mil, de ahí se agarró, volvió a vestir las piñatas que no se vendieron desde 2019, aunque eso significara llegar de la fundación a las 9 de la noche y ponerse a pintar muebles viejos o hacer piñatas, se dormía a la una y temprano ya estaba en la fundación otra vez, en ese momento se olvidaba del abuso sexual infantil.
“La gente ya me ve con un posicionamiento social, hasta político, piensan que soy millonaria y poderosa, o que vivo en una situación privilegiada en términos financieros, cuando publico que estoy haciendo una piñata y que esto me relaja, porque soy creativa y entrona, hay quienes me comentan que soy muy humilde, cuando soy como cualquier persona, es algo digno, honorable y de lo que pienso subsistir, no he hecho una inauguración hasta que lo tenga más bonito”, confiesa.
Que Viva Piñata Tuxtla está en Facebook, así como en la Avenida Central entre 14 y 15 oriente, cuentan con paletas, bocadillos keto, gomas a granel, pistaches, cacahuates, papas, y acaba de implementar las charolas de goma con centro de chamoy para reuniones, una opción económica, que se ha convertido en su modo de vida mientras prepara grandes cambios para su amada fundación.
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