Enrique Alfaro, “monero” chiapaneco desde hace 35 años
Tuxtla.- Enrique Alfaro es originario de Arriaga, y es un talentoso caricaturista político con una trayectoria que cumple ya 35 años, en los que ha destacado el nombre de Chiapas y ha dejado huella en este género periodístico a nivel nacional, es un referente para las nuevas generaciones y un legado vivo de este arte que domina a la perfección; el talento lo trae de familia, desde siempre le han gustado las artes, su abuela fue profesora, dibujaba muy bien y manejaba las manualidades, su padre, profesor, era un excelente dibujante, creció viéndolo dibujar, siempre con las bolsas del pantalón con gises de colores, dibujaba las células para dar su clase, él siempre admiró esa capacidad, se recuerda siempre dibujando en el suelo, en las tareas siempre pedía ilustrar.
“Desde que tengo uso de conciencia he dibujado y visto dibujar gente, mis hermanos son arquitecto e ingeniero, todos relacionados con el trazo y el dibujo, muy joven descubrí a través de Eduardo del Río o Rius, el caricaturista más afamado del país, lo que era la caricatura política a través de su libros y me interesé, consumí los libros que estuvieron a mi alcance y a los 17 años me presenté por primera vez en las instalaciones de un periódico que ya no existe en Tuxtla, presenté mi trabajo, les gustó y desde entonces no he dejado de publicar, son ya 35 años como caricaturista político”, relató.
Considera que se dieron las condiciones para empezar a publicar muy joven, ha publicado en la mayoría de los medios locales y del sureste, en algún momento emigró a la Ciudad de México para publicar en lo que llaman prensa nacional, que no es más que prensa editada en el centro, dice que no es precisamente la más influyente o que ocupe todo el país con su cobertura informativa, pero había que publicar en los medios de la Ciudad de México y así lo hizo, en aquel entonces había que estar allá para publicar, ahora muchos caricaturistas ya no tienen que migrar, con lo que ha avanzado la tecnología es posible permanecer en provincia y publicar en la Ciudad de México.
“Todos los que queríamos destacar teníamos que acudir a la gran ciudad, los mejores caricaturistas desde hace algunas décadas eran todos de provincia, Naranjo, Del Río eran michoacanos, Maldonado era veracruzano, todos excepto Magú… publiqué en Uno más uno, El financiero, El nacional, en el sureste en el Diario de Xalapa, en Yucatán, donde se me permitió; finalmente regresé a Tuxtla y con la tecnología he podido seguir colaborando con algunos de estos medios desde acá”, recuerda.
En alguna ocasión, se preguntó si había existido la caricatura en Chiapas antes de que publicaran sus conocidos inmediatos, acudió a la hemeroteca con recursos propios a hacer esa investigación, ya había leído que en lugares como Yucatán había una gran tradición de caricatura política, que el siglo antepasado existieron grandes caricaturistas, no fue sorpresa que en Chiapas encontró una ausencia grande de caricaturistas destacados, no existe gran tradición, son pocos los exponentes que ha tenido Chiapas, había que valorar, recoger el trabajo y eso es lo que aparece en la obra que publicó con la Unach, cuyo prólogo, escrito por el mismo Rius, habla de lo poco que ha existido y algunos chispazos de ilustradores que han tenido calidad.
“Lo mejor de la caricatura en Chiapas es la actual, ahora tenemos excelentes exponentes como Efraín Malo, un joven con calidad sorprendente, en algún momento me preocupaba dejar de hacerlo y empiezo a ver a jóvenes que lo hacen, un día me encuentro con una caricatura excelente y me entero que no era europeo ni sudamericano, sino mexicano, y además chiapaneco, era este sancristobalense radicado en Tuxtla, que ha participado en grandes convenciones de México y América Latina, hay que admirarlo, quererlo, permanece acá por amor a estas tierras, pero podría destacar en cualquier lugar del mundo”, reconoció.
Su gran influencia, y de la mayoría en su rubro, es Rius, cuyo trazo sencillo y líneas simples le llamaban la atención, el sentido de pedagogía con que te enseñaba de política, en su caso lo introdujo y le encantó, pero quería realizar un dibujo más complejo y así se encontró con Rogelio Naranjo, con su técnica a base de líneas, trazo exquisito, su segunda gran influencia en la técnica, luego conoce a Helio Flores y algunos otros colegas con los que años después hizo amistad, sus dos grandes influencias fueron Eduardo del Río y Rogelio Naranjo, y hasta la fecha sostienen que sigue presente su influencia.
“Yo radicaba en México, y el presidente de la Sociedad Mexicana de Caricaturistas me invita a una exposición de mi ídolo, Naranjo; yo acudo, lo conozco, era muy joven, me llevan ante su presencia, me presentan como ‘el Rogelio Naranjo de Chiapas’ y me ruboricé, entonces él me dice que no me apene, que se imita lo bueno, me felicita, y me dice que somos muchos los que usamos su técnica, que cuando él inició a caricaturizar le dijeron que su estilo se parecía al de otro, quien a su vez decía que se parecía a otro; así son las influencias, hay quienes tenemos más, pero estos vicios al dibujar terminan creando el estilo propio”, señaló.
Aun así, varias veces ha querido soltar la toalla, ya que en la Ciudad de México difícilmente se les reprime pero aquí puede ser el alcalde tu vecino, tienes a la autoridad de manera más inmediata y es más complicado criticar sin que te suceda nada; en diversas etapas ha tenido mayores y menores libertades, recuerda que en una ocasión tuvo que salir del estado, porque a Patrocinio no le gustaban sus caricaturas y él era muy joven y muy crítico de su gobierno, un día lo mandó a llamar y no fue, la segunda vez tampoco, había criticado que era un ególatra y él le mandó a decir que seguramente era más ególatra que él mismo, un día amaneció con que ya no estaba peleando con el gobernador, sino con el secretario de gobernación, porque había sido nombrado por el presidente Salinas y la circunstancia cambió.
“Decidí conveniente poner tierra de por medio y me fui a colaborar a Yucatán, los gobernadores algunos tienen más humor, otros son más cínicos y hasta gozan que uno los critique, además de las libertades, lo otro complicado es que siendo un género poco comprendido a veces no pagan lo suficiente, Bulmaro Castellanos, Magú, en una conferencia dijo que perfectamente se puede vivir de la caricatura política… si evitas el desayuno y la cena… al demostrar calidad y constancia empiezan las cosas a cambiar, a abrirse puertas, las ofertas mejoran, los que publican en grandes medios ganan bastante bien, pero en provincia se paga menos”, dijo.
Estando en la Ciudad de México, empezó a acudir a la Sociedad Mexicana de Caricaturistas, a tratar con algunos de ellos, a participar en asambleas, y conoció a estas vacas sagradas que admiraba, conocerlos ya era un gusto grande, pasaron los años, se siguió esforzando y lo invitan a participar en un libro colectivo, Moneros solidarios, el 19 de septiembre lo incluyen y enlistan con sus ídolos, las personas que había admirado desde joven, luego lo invitan a 100 Años con Zapata, un libro colectivo caricaturistas nacionales y luego Trump, que incluye a colegas del mundo entero, le hicieron el favor inmerecido de incluirlo, y eso para él ha sido lo que ha pagado el esfuerzo, el poder presumir estas ediciones en las que aparece junto con caricaturistas que admiró en su infancia y vio tan lejanos, con quienes ahora ha colaborado, tiene amistad y proyectos con algunos de ellos, lo que lo obliga a esforzarse más.
“Como caricaturista soy un necio, debí dejarla hace mucho tiempo, pero a estas alturas ya no la abandono, ya pasó lo más difícil y voy a continuar ejerciendo, confío que me suceda como Helio Flores, que se retira de publicar por llegar a cierta edad y decide retirarse en ese momento que sigue siendo considerado un gran caricaturista, si la vida me lo permite, quiero seguir dibujando y retirarme cuando la calidad ya no sea la misma… Cuando me invitan a conferencias y diplomados explico la razón por la que está relacionada la caricatura con movimientos revolucionarios sociales, y es que es un medio muy sencillo y efectivo para criticar al poder, no necesito más que papel y tinta para criticar a los poderosos”, compartió.
Es decir, desde las bajas clases la posibilidad de criticar al poder no era acceder a una tribuna o tener interlocución, sino un grafiti, una imagen, caricatura y movimiento social se entrelazan, no es posible entender la revolución sin la caricatura, hay toda una gran tradición de acompañamiento que se mantiene, el caricaturista se siente vocero del pueblo, crítico de los poderosos, y le basta papel y tinta, México tiene la mejor tradición de caricatura política en el continente, pues si bien en Europa hay calidad de trazo, no del sentido político, Sudamérica por ejemplo tiene muy buena historieta, Rius decía que en México hemos vivido “dictablandas”, gobiernos autoritarios pero que te dejaban criticar, mientras que en los países con dictaduras, el recurso de los dibujantes era el humor blanco, fino, a diferencia de aquí, donde o te pagaban o te pegaban, floreció en esos márgenes de libertad.
“Estoy inaugurando una exposición diferente… me he dedicado a la caricatura política, he hecho miles, conservo en mi casa casi una tonelada de papel, estantes llenos, y son una parte menor de lo que he realizado, además de eso he hecho la caricatura personal, sin referirlo políticamente, esa que no intenta hablar de una circunstancia política, sino del personaje de su época; he hecho cientos, hoy me atrevo a exponer apenas 40, hay compañeros caricaturistas, periodistas, locutores, poetas, escritores, personajes del pueblo, cantantes, un poco de todo, gente que hizo fama en cierta época, y me atrevo a exponerlos”, compartió.
Se trata de ‘Cronopios de amistades, respetos y querencias’, precisamente porque incluyó dibujos de amistades, gente a la que le tiene profundo respeto y quiere, fue inaugurada en las instalaciones de la Fundación Maestro Zoé Robledo Santiago, donde estará de 10 a 3 de la tarde hasta el viernes de la siguiente semana, está ubicada sobre la tercera norte poniente 931, a media cuadra del Deportivo Roma; varias de las caricaturas expuestas son portadas de libros, La Coqui por ejemplo era un mesero muy conocido en Tuxtla, cuando fallece, ese cartón lo compartieron unas 400 veces, y fue utilizado para la portada de un libro de las cantinas, bares y botaneros de la ciudad, hay una de Ángel Mario Ksheratto, periodista y escritor que en su momento le pidió la caricatura como portada de su libro y hace poco falleció, así ha ilustrado algunas otras, a veces se encuentra con ediciones que incluyen sus caricaturas, o las ve en la pared de algún botanero, pues dice que una vez que las liberas, se vuelven del pueblo.
“Mi interés en los últimos años ha sido preocuparme porque continué gente interesada en hacer caricatura política, me preocupaba interesar a jóvenes que pudieran continuar e iniciar una verdadera tradición de caricatura política como en otros estados, me la he pasado dando conferencias, clases y para mi tranquilidad, ya hay jóvenes que empiezan a destacar, ya hay calidad, insistiré en interesar a más para que puedan hacer este gozoso ejercicio, incomprendido, pero gozoso al fin, y pueda darse el inicio de esta tradición que pueda destacar en el resto del país”.
Los libros de Alfaro los consigues en la librería Rius saliendo del metro Zapata en la Ciudad de México, donde también se ubica el Museo de la Caricatura, aparte del de Donceles, la obra Ilustradores de Chiapas está en la Biblioteca Universitaria José Emilio Pacheco, y a él y sus caricaturas los puedes encontrar en la fanpage de Facebook Enrique Alfaro, o su perfil, Enrique Alberto Alfaro Santos, en X también está como Enrique Alfaro (aunque muchos lo confunden con el gobernador de Jalisco).
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