Ex paciente Covid reconoce a personal de salud
Tuxtla.- A principios de septiembre, don Manuel Anzaldo tuvo que salir de viaje a Sonora por cosas de trabajo, ahí es donde el piensa que se contagió de Covid, pues a su regreso presentó síntomas, asistió a la clínica en Berriozábal y ya padecía insuficiencia respiratoria.
Entonces, lo mandaron a la clínica en Tuxtla para su diagnóstico, ya con problemas para respirar y un grado inicial de neumonía, por lo que lo mandaron a internarse de inmediato.
Ahora se siente bien, ya le hicieron estudios para determinar las secuelas, entre ellas que le creció el corazón y quedará con tratamiento, pero gracias al ingreso temprano se detuvo la infección.
“Quiero agradecer el esfuerzo del personal de salud, sé que han tenido muchas agresiones y platicaba mucho con ellos de la falta de consciencia, de las agresiones sin ver el esfuerzo que hacen por salvarnos la vida y a nuestros familiares, los agreden los maestros, los caseros, cuando ellos están poniendo en riesgo hasta a su propia familia”.
Por eso, a él y a su familia se les ocurrió llevarles alguna muestra sencilla de agradecimiento, y se les ocurrió hacerlo con frutas y flores como obsequio por su entrega, para verlos ya cara a cara y no a través de caretas y trajes de protección.
“Algo que les trajéramos, lo fundamental para nosotros es el reconocimiento de los ciudadanos, porque como ciudadanos debemos de tener esta capacidad de reconocer lo que hacen otros mexicanos por nosotros”.
A don Manuel se le quiebra la voz, no alcanzan las palabras ni las acciones para expresar cuan agradecido está con ellos: médicos, enfermeras, trabajadores sociales, personal de limpieza y hasta de seguridad, con quienes compartió quizá los días más oscuros, en los que pudo ver la luz.
“Algún médico decía, yo sabía que ya se iba a morir y nadie podía entrar a verlo, a acompañarlo, se quedaba, le tomaba la mano para poderlo acompañar, esos gestos de humanidad son los que decimos que es muy importante reconocer porque es una sociedad que ya no tiene cultura, que ya no tiene cariño, y ellos tienen, y lo dan; eso es lo que nos hace ser más humanos, reconocer la bondad en otros”.
Familia agradecida
Su esposa, Juana García, reconoce que ella no quería dejarlo internado, pero cuando vio el daño en su pulmón no permitió llevarlo a casa para perderlo ahí, fue un alivio contar con el apoyo del hospital, ella también se contagio aunque con síntomas más más leves, pero sabía que su compañero de vida estaba en excelentes condiciones.
“Nos daban informes diarios de su estado de salud, el trabajo y seguimiento de todos fue muy importante, lamentablemente vemos este problema muy lejano, y hasta que ya nos toca nos damos cuenta de la importancia de tomar conciencia; nosotros en nuestro Berriozábal sólo veíamos cómo cerraban calles cuando alguien fallecía, y sabíamos que era de COVID-19”, nos cuenta.
Tras darlo de alta, los siguientes 14 días el personal estuvo pendiente de su evolución, parte importante para que se recuperara, así, la familia junto a hijos y nietos, y a nombre de más personas que están agradecidas, quisieron darles las gracias.
“Que la gente se siga cuidando y tomando las precauciones; si ahorita ya no hay gente hospitalizada quiere decir que estamos haciendo nuestro trabajo”, comentó.
Clínica COVID-19 desde dentro
“Yo no tenía ganas de entrar, quería un par de días para arreglar papeles y cosas del trabajo, pero me dijeron que era peligroso, y acepté ingresar, bastante sorprendido por el buen trato que me dieron desde la entrada”, señaló don Manuel.
Dentro, se encontró con policías amables, una recepción extraordinaria desde camilleros, enfermeros y afanadores, un trato humano y solidario, porque se dan cuenta que uno llega en condiciones difíciles, con temor, y te tranquilizan.
“Yo estuve 11 días, lo que dicen los compañeros fue que ingresé al primer síntoma, fue un ingreso muy temprano y eso me permitió salir muy rápido y que el cuerpo reaccionara también muy bien”, detalló.
Por eso considera que la gente no debe dejar pasar el tiempo, ahí adentro no te matan ni te quitan los órganos como dicen los rumores, el trato es sorprendentemente muy humano, lo que para él es un ejemplo de que el país se puede transformar gracias a una buena actitud.
“Son jornadas pesadas, los ves con goggles empañados, la careta, en aislamiento, sudor, sin sentarse ni poder ir al baño, los ves desfallecer, tomar aire y seguir, son condiciones de trabajo difíciles para ellos pero buenas para nosotros como enfermos, pues no hubo desabasto ni falta de atención en ningún momento”, describe.
Su esposa agrega: “es algo muy modesto, pero queremos demostrar con esto que no es mucho materialmente pero lo más importante es que la gente de fuera sepa que es necesario acudir a tiempo; un agradecimiento desde lo más profundo de mi corazón porque gracias a todos ustedes logramos tener a Manuel de regreso”.
Don Manuel tiene el corazón más grande, no sólo como una secuela de la enfermedad que tanto lo atemorizó, sino también de gratitud, de admiración y alivio hacia estos héroes que salvaron su vida, y tomaron su mano mientras lo hacían.
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