Factores naturales y humanos amenazan zonas arqueológicas
- ALEJANDRA OROZCO
- 30 ago 2022
- 3 Min. de lectura
Tuxtla.- Cualquier monumento cultural de la humanidad, llámese Partenón, Chichén Itzá o el Coliseo, con el paso del tiempo y la asistencia de tanta gente se puede ir dañando, ya que las visitas multitudinarias generan erosión y se trata de edificios muy antiguos.

"Esto es un tema que hace 30 años hacia atrás no se percibía, hasta que empezaron los primeros signos de deterioro, entonces es muy complicado, hay piedra para labrar y sustituir los escalones, pero va a perder su originalidad", señaló Alejandro Tovalín Ahumada, investigador del centro INAH.
Tal fue el caso del Templo de las Inscripciones en Palenque, que fue cerrado a la visita por lo mismo, aunque hay una reproducción de la cripta en el museo de sitio, al menos dijo que no hay otros lugares tan drásticos como este, em Bonampak está la plaza y una elevación natural llamada acrópolis, que fue modificada artificialmente para construir edificios de piedra, sin embargo esta zona tiene escaleras más amplias, no recibe una visita tan masiva como Palenque y el deterioro es menor.
“No falta que se afloje alguna de las piedras, tienen una mezcla de cal con arena como era en su época original y se hace el trabajo de restauración, a futuro requeriremos hacer una especie de andadores bien marcados, escaleras de otro tipo de material para que pase el público que asiste, eso implica
recursos, ojalá pueda instaurarse en el futuro”, expresó.
Además, manifestó que el mantenimiento rutinario que se realiza a todos los sitios no se ha suspendido, pero podría ser mejor con más personal porque por ejemplo, cuando se acaba de cortar pasto en la Gran Plaza ya está creciendo en el otro lado, así como reforzar la vigilancia, ya que otros factores como incendios, caída de ramas y árboles pueden generar deterioros en estas áreas, mismos que son cubiertos en dado casi por las aseguradoras.
“Tenemos un presupuesto corto aprobado para Bonampak, este no alcanza para hacer trabajo de campo pero sí para seguir con investigaciones en gabinete, a veces el dinero no llega a tiempo, hace falta contratar arqueólogos, biólogos, dibujantes para proseguir, aparte del recorte están tardando en ministrar el recurso”, puntualizó.

En cuanto a la situación de otros proyectos, señaló que esto limita el avance en la investigación y análisis de otros materiales pendientes, no se crean nuevas hipótesis, pues no es igual analizar solito en dos años un material que con ayuda acortarlo a seis meses.
El investigador, encargado del proyecto Bonampak, detalló que en esta zona buscan almidones en utensilios para tener información sobre la dieta, determinación genética de restos óseos de entierros para entender quiénes estaban o no emparentados, tópicos rutinarios como análisis de restos de cerámica, prospección quimica para obtener restos de fosfatos, ph, colágeno, ácidos grasos, que dan áreas de actividad dentro de viviendas para saber dónde se dormía, comía, áreas de reposo, y así entender la dinámica doméstica de la época.
“Bonampak, una historia en construcción, es una exposición que mostrará a los visitantes una visión general del sitio localizado en la selva Lacandona, desde su descubrimiento en 1946 hasta la época actual: pinturas murales, trabajos que se han realizado, otros aspectos de la vida
cotidiana de este sitio, su vida ritual, con una museografía llamativa”, adelantó.
La exposición será inaugurada muy pronto en el Museo Regional, y ofertará reproducciones de dos entierros con sus implicaciones históricas y explicativas para su época final hacia el año 800, una escultura de estuco con trono y nicho, una piedra cilíndrica que no es la única pero
es muy significativa porque implica fundación.
“Es un gobernante tomando posesión de territorio y época de gobierno, durante el trabajo con lacandones durante 29 años de campo, restauración, conservación, sabemos que durante la pandemia estuvieron cerrados, y cuando se aperturó han registrado asistencia baja”, finalizó.
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