La aventura de ser mamá
La mamá de la mamá...
Elisa acaba de cumplir cuatro meses. Cuatro meses que se nos han pasado volando, en los que Elisa ha cambiado mucho, y en los que las dos hemos aprendido muchísimas cosas una de la otra... se ve lejano el día en que salimos del hospital, y cuando nos quedamos solas en el carro mientras mi mamá bajó a comprar medicina a la farmacia, la vi y lloré, lloré incrédula de que ese ser perfecto hubiera salido de mi.
Por fin nos vamos a casa.... después de que inicialmente nos quedaríamos con mi mamá 40 días, nos quedamos por cuatro meses y llegó la hora de irnos a casa donde Rodrigo nos espera con ansias, aunque no sabe lo que le espera con esta niña, que sólo quiere estar paseando y jugando todo el día, espero que no se lesione la espalda.
Y este periodo de aprendizaje, buenos momentos y experiencias no hubiera sido posible sin el apoyo incondicional de mi mamá, que seguramente mientras lee esta columna, a estas alturas ya está llorando porque nos va a extrañar mucho, aunque nos vamos a seguir viendo a diario.
El día que lloré en el carro, fue cuando me cayó el 20 que ya era mamá, que ahora tengo una vida a mi cuidado y que ella es mi prioridad, fue un llanto de alegría, de plenitud, de agradecimiento pero también de miedo, me sentía tan adolorida por la cesárea, que me sentía incapaz de cargarla, de alimentarla, de todo lo nuevo que conlleva ser mamá.
El posparto es una montaña rusa de emociones: te sientes feliz por la llegada de tu bebé, a la vez te angustias por todas las responsabilidades que trae, triste porque ya no volverás a ser la mujer que recuerdas, frustrada porque los primeros días no tienen pies ni cabeza, emocionada con cada nuevo descubrimiento, entre muchas otras.
Es por eso que es tan importante la figura de la mamá de la mamá, pues todos se centran en atender y disfrutar al bebé pero queda de lado la mamá, a excepción de la mamá de la mamá, quien tiene cuerpo y corazón para atender a ambos: a la nueva criatura y a la nueva mamá.
Mi mamá ha sido siempre mi modelo a seguir y la mejor mamá que he conocido, por lo que es su ejemplo el que tengo como estandarte y siendo abuela, se lució aún más: me cocinaba todas las comidas cuidando mi dieta, me ayudaba a bañarme, me pasaba a Elisa para alimentarla, la bañaba, me enseñó a cambiarle el pañal, lavaba su ropa, también la mía. Mi mamá hizo todo por nosotras en esos días en los que yo me sentía tan rara, tan indispuesta y a la vez tan bendecida.
Puedo decir que ella terminaba más cansada que yo los primeros días, pues se encargaba de ambas y lo hacía con una sonrisa y una mirada llenas de amor, sin quejarse, de verdad no le pesaba y lo seguiría haciendo si pudiera, siempre ha estado ahí para mi, y ahora también para Elisa.
No me alcanzan las palabras para expresar lo agradecida que estoy con ella, siempre le estaré eternamente en deuda por acompañarme en esta nueva etapa, por amar tanto a Elisa y también echarme porras a mi, por ser abuela sin dejar de ser mamá, al contrario, reforzó ese lazo y esa relación conmigo.
Mi mamá me tuvo a los 20 años, era muy joven y estaba estudiando, no pudo darme pecho y era más chica que yo ahora, pero desde entonces ha sido una excelente mamá y espero ser la mitad de buena que ella, agradezco a Dios que ser mamá tan joven le permitió también ser una abuela joven, llena de salud y energía para aguantarle el paso a su primera nieta.
Mi corazón se parte de nuevo, como cuando me fui a vivir con Rodrigo y me separé de ella, pero ahora un poco peor, pues estamos tan acostumbradas -Elisa y yo- a pasar nuestros días con ella que lo vamos a resentir, y peor aún porque mi hermana se acaba de ir a hacer su internado médico a Monterrey y mi mamá se quedará viviendo sola.
Ella es la mejor mujer del mundo y la admiro más que nunca, es mi prueba más real de que el amor lo puede todo y que con amor nada falta, espero poder seguirle dando satisfacciones y momentos memorables, que nada le falte y que sigamos manteniendo ese vínculo tan especial que desarrollamos.
La pandemia me dejó algo bueno: la oportunidad de disfrutar a mi hija cuatro meses junto con mi mamá, ahora me toca ser el ama de casa y próximamente reincorporarme al mundo laboral, y sé que siempre contaré con su apoyo incondicional, cuando veo la sonrisa que esboza Elisa al verla, sé que es una bendición todo lo que hemos vivido.
Gracias mamá, por ser una mujer tan bondadosa, llena de amor, buena, servicial y pura, le pido a Dios te bendiga todos los días para poder seguirnos disfrutando y que nunca me faltes, tengo muchísimo que aprender de ti aun después del posparto.
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