La aventura de ser mamá: Los vínculos en la primera infancia
¿Se acuerdan de quién fue su primer amiguito en la infancia? ¿Desde cuándo conocen a su amistad más larga? A veces me hago esas preguntas sobre mi historia, y también me pregunto si las niñas ya habrán conocido a esa persona que será especial en su vida durante años, mientras las veo desde lejos vincularse con sus pares y crear lazos afectivos fuera de la familia.
Este fin de semana, tuvieron su primera pijamada de primos, pues mi sobrino que vive en la Ciudad de México vino a quedarse con nosotros una noche, desde que mi prima me lo pidió, me sentí emocionada y también con una gran responsabilidad, porque aunque Santi ya está más grande, sé lo que a mí me costaría que se quedaran a dormir en otra casa -solo se han quedado con mi mamá-, y agradezco la confianza.
Fue una tarde llena de palomitas, correteadas, jugar en el brincolín y hasta yo me puse a jugar con ellos lotería, por supuesto pedimos pizza -la vieja confiable- y nos pasamos un poquito de la hora de dormir, también me di cuenta que cada niño tiene sus propias costumbres y rituales para preparase a dormir, y que cada familia va haciendo sus propios hábitos, está padre que ellas también conozcan la realidad de otros niños, pero sobre todo que hayan tenido esa conexión y cercanía.
Lástima que solo vemos a mi sobrino una o dos veces al año, su mamá y yo nos llevamos apenas cinco meses de edad, crecimos siendo vecinas y recuerdo que casi diario yo subía a su casa o ella bajaba a la mía, los pleitos, las confidencias, las travesuras y también las pijamadas juntas, me encantaría que mis hijas crecieran así de unidas a alguien, pero de momento me sentí muy feliz de tenerlos a los tres en casa -y de terminar de confirmar que no podría con tres niños en la casa, me volvería loca-, aunque si fueran tan tranquilos como Santi, otro cuento sería.
También tuvimos piñata, a Eli la invitó uno de sus amiguitos del salón y fue la primera piñata así, por afinidad, fuera de la escuela a la que la invitaron, me sentí muy orgullosa y contenta de ver a mi niña correr a saludar a sus amiguitos, incluirse en juegos con ellos, convivir con sus hermanos y también incluir a la suya, ya veremos cómo le va ahora que ambas estarán en la misma escuela y, de perdida, pasarán los recreos juntas, es maravilloso ver cómo esos seres tan pequeñitos ya crearon ese vínculo luego de dos años escolares juntos, maternal y primero de kinder, desde ya me da nostalgia pensar que en dos años se tengan que separar, curiosidad de saber si permanecerá el lazo entre unos y otros, con todo y los conflictos que normalmente ocurren entre niños preescolares.
Es como: wow, apenas hace un abrir y cerrar de ojos Eli se quedaba en maternal llorando y ni ella ni nosotros conocíamos a nadie, y hoy ya hay convivencia fuera del entorno escolar, ya nos identificamos entre papás -con todo y que soy bien distraída y que últimamente me cuesta que se me queden caras y nombres-, es increíble ver cómo ellas crecen, se desarrollan y a la par lo va haciendo nuestro círculo social como familia.
Qué bonito que los niños y niñas tengan espacios para crear vínculos por elección y afinidad, que aprendan a convivir, a hacer acuerdos, a quererse y respetarse a pesar de sus creencias personales y sus etapas, es bonito compartir la vida con una tribu, sea cual sea, y ser testigo de esta interacción que a futuro, será el cimiento de sus relaciones interpersonales.
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