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ALEJANDRA OROZCO

La aventura de ser mamá: Mamás que trabajan

No hay plazo que no se cumpla y se terminó mi incapacidad por maternidad... bueno, se había acabado desde hace tres meses, pero tuvieron consideración en que siguiera trabajando desde casa por ser de grupo vulnerable ante el Covid, y con el regreso paulatino a las actividades, me tocó volver a la oficina en la televisora.

Me hablaron un viernes y me dijeron: el lunes ya te tienes que presentar, entré en pánico y abracé a Elisa con ganas de que nadie nos separara, me puse de malas, me puse triste, y no dormí pensando en cómo le íbamos a hacer, en que me confié y no seguí con mi banco de leche, no teníamos más mamilas... en fin.

Un día antes de regresar, empezamos a poner las cosas en orden: decidimos que entre Rodrigo y mi mamá cuidarían a Elisa un día cada uno -Rodrigo con la ayuda de su mamá y su hermana-, ya que ellos siguen sin retomar actividades, y mi turno es por las tardes, con chance de salir una hora antes por la lactancia por un mes más, hasta que cumpla los seis meses.

La verdad es que ya extrañaba el trabajo, estuve casi seis meses fuera de circulación y el encierro comenzaba a ser aburrido, aunque valía la pena con tal de poder estar con Elisa todo el día. El primer día me sentí rara, pero estuve en contacto con ellos todo el día y todo estuvo bien.

El sentimiento que más impera es el de extrañarla, el de querer estar con ella en vez de trabajando, el de estar viendo sus fotos y videos y preguntando cómo está, para esto, empecé a extraerme y guardar leche para dejarle, pues quiero seguir con LME y tiene que hacer dos tomas en el tiempo que no estoy.

Ella se ha portado muy bien, pues se queda contenta con quien le toque estar y ha agarrado bien el biberón, a excepción de un par de días, pero la verdad es que esta semana ha sido de adaptación para ambas y para todos, y creo que la llevamos bastante bien, sin contar cuánto nos extrañamos.

Tenía miedo de que se fuera a quedar llorando sin mi, aunque también sé que está muy acostumbrada a su papá, a sus abuelas y a su tía, también tenía miedo de que no fuera a extrañarme, pero en cuanto nos vemos me doy cuenta que me echó de menos.

Hemos agarrado una rutina peculiar: en cuanto me ve solo quiere estar conmigo, de inmediato pide pecho aunque acabe de comer, después de eso jugamos un ratito y la duermo en mis brazos; se duerme mientras Rodrigo y yo cenamos, vuelve a despertar para comer y se vuelve a dormir, y entonces ya hago mis cosas... lo primero que quiero hacer siempre es estar con ella, aunque no me haya cambiado o ido al baño.

El pediatra me dijo que los bebés son muy inteligentes y a veces pasan toda la jornada laboral de la mamá sin comer, se duermen o se esperan hasta verla porque prefieren pecho que mamila, Elisa lo ha hecho una vez, y yo también he intentado darme mis escapadas para verla antes de regresar a la oficina después de reportear.

Para poder seguir con la lactancia, me extraigo leche en la oficina durante la tarde, así como en la noche o a la mañana siguiente para completar las 8 onzas que le dejo para sus dos tomas, ahora estoy en busca de una lonchera térmica para transportar mi leche y así poder seguir con mi producción.

Rodrigo se ha vuelto un experto en calentar biberones, en bañarla y jugar con ella, termina vístante cansado y también me prepara comida para llevarme a la oficina, prepara la cena, en fin, está siendo un gran papá y una gran pareja, justo como sabía que sería, es un gran apoyo para mi en todos los sentidos.

De mi mamá ni se diga, ella podría cuidar a Elisa todos los días, porque le encanta estar con ella y la extraña; mi suegra y mi cuñada también me ayudan mucho al ayudar a Rodrigo; tengo una gran red de apoyo para irme a trabajar tranquila de que está en las mejores manos, y que todos lo hacen por amor a ella.

Pensé que me pegaría la depresión al volver a trabajar, pero el saber que me la cuidan bien ha ayudado a que no sea así, sí la extraño y me la paso distraída y pensando en ella, pero sé que no soy la única mamá que trabaja y la deja encargada, y creo que esta separación está reforzando nuestro vínculo; la lactancia está siendo ese momento único de las dos en el que reconectamos después de horas de no vernos.

Ahora entiendo a las madres que no vuelven a trabajar cuando se alivian... ser mamá es un trabajo de tiempo completo, y aunque no está peleado con seguirse realizando en lo profesional, para mí se ha convertido en una prioridad y en mi ocupación favorita sobre todo.

 

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