La aventura de ser mamá: Nos fuimos a Convivencia Infantil
Tuxtla.- Este fin de semana, ya que había pasado un poco la algarabía de la reapertura, quisimos llevar a Elisa a Convivencia Infantil, para que se distrajera un rato y viéramos este espacio después de muchos años de no haberlo visitado.
Así que el sábado en la tarde nos fuimos con Rodrigo y Celene, mi mejor amiga y la madrina de Elisa, además de que se nos hizo buena idea porque el día estaba fresco, corría aire y era un espacio al aire libre, nos pusimos repelente y vámonos.
El estacionamiento estaba lleno, pensamos que nos iban a cobrar pero no, ni boleto ni nada, aunque había vigilantes. Después nos bajamos, sin ganas de ponernos el cubre bocas porque a mi me sofoca y como ya estamos vacunados y era un lugar al aire libre... pero al final nos ganó el remordimiento, o la costumbre, y sí nos lo pusimos.
Yo pensé que no iba a haber tanta gente, pero para mi sorpresa estaba lleno de familias que como nosotros, buscaban escapar un ratito de la rutina y divertirse con sus hijos, sin embargo todos iban por su lado y la mayoría con cubre bocas, además estuvimos buscando los lugares menos concurridos.
Yo recordaba Convivencia mucho más grande, pero seguramente es porque cuando iba estaba chiquita y todo lo veía enorme, sin embargo todo estaba tal como lo recordaba: los juegos mecánicos, los puestos de chucherías, el trenecito, las lanchitas, las motos, el puesto de ropa para Barbies, el mini golf, todo funcionando al 100.
Por su edad y tamaño, todavía no disfruta ni se puede subir a los juegos mecánicos, entonces buscamos las islitas donde había resbaladillas y columpios para que se divirtiera, turnándonos entre los tres para subirla, bajarla y cuidarla.
Estuvo a punto de meterse dos que tres porrazos, pero se lograron evitar gracias a la supervisión de este trío de adultos, quisimos subirnos al trenecito pero había mucha gente, y creemos que quizá más adelante lo va a disfrutar más.
Ya que nos habíamos cansado y le dimos dos vueltas a todo el parque, nos sentamos a tomar un tradicional raspado de vainilla con plátano, le compramos a Elisa sus papas y a Renata se le antojaron unos hot cakes... la verdad todos nos la pasamos muy bien, pudimos comadrear-literal- a gusto y Elisa estuvo bien contenta, desde que le dijimos un día antes que la íbamos a llevar al parque a jugar.
A veces, no hace falta ir muy lejos, planear con anticipación o gastar mucho para pasar un buen rato para todos, y me quedaron ganas de hacer este tipo de salidas más seguido, y ahora que Convivencia ya está abierto, sin duda lo visitaremos más seguido.
Sentí súper raro, porque a pesar de que muchas veces paso por ahí para cubrir entrevistas o notas, tenía muchísimos años sin entrar al recinto funcionando como tal, la última vez era una niña y ahora, fui para llevar a mi niña, fue una sensación de vejez pero también de que la vida ha cambiado mucho y se ha puesto mejor.
De hecho, la última vez que me comí un raspado ahí fue con Rodrigo, hace cuatro años y medio, el día que nos hicimos novios, y también fue chistoso regresar ahí con unos kilos, unos cuantos años y 1.5 hijas después, ya siendo una familia.
En resumen, nos la pasamos chido, los precios siguen estando accesibles, me dio un buen de gusto ver a tantos concesionarios ya trabajando, muchos ya grandes de edad pero niños de corazón, y transportarme al Tuxtla del pasado al entrar por esas puertas, transmitiéndole a mis niñas la emoción que me daba ir con mis papás cuando estaba más chica.
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