La aventura de ser mamá: ¿Qué se siente ser mamá?
En los últimos días, un par de personas, en ocasiones diferentes, me han preguntado mi experiencia siendo mamá, pues para alguien que no tiene hijos, es algo que no se puede entender, y ahora que estoy de este lado me doy cuenta que tampoco lo puedo explicar, cuando yo no tenía hijos también me preguntaba: ¿pues qué se sentirá? Y ahora sigo buscando cómo responder.
Cuando era chica, me veía primero viajando, viviendo sola y posteriormente casándome y teniendo hijos… en la realidad, de la primera de esas metas me brinqué a la cuarta, sí viví sola un par de meses pero solo cuando me fui de intercambio, y aunque en la práctica ya encontré a mi media naranja, técnicamente el trámite nupcial no se ha concretado.
Pero lejos de que esto haya truncado mi plan de vida, lo cierto es que no tenía uno en concreto, muchas veces veo gente que tiene muy bien definido qué quiere hacer, en qué plazo y no es negociable, yo tenía cierta idea de qué hacer con mi vida pero decidí sobre el camino ir forjando mi plan, lo que me llevó a ser mamá a los 26 años, que más o menos era la edad, o quizá un par de años antes, que yo quería tener hijos.
Elisa llegó en el mejor momento, cuando ya teníamos esa cosquillita de ser papás pero que aún no lo aterrizábamos, quizá nos faltaron algunos viajes solo en pareja, terminar la casa o cambiar el carro, pero también sé que todo eso lo podemos hacer todavía, y hemos avanzado a ello motivados por estas dos personitas que nos empujan a no rendirnos y a querer más, para disfrutarlo con ellas.
Puedo decir que la maternidad fue la mejor sorpresa que pudo llegar a mi vida, pues aunque no me imaginaba hablando como bebé, dando pecho en público o llorando en un festival, hoy hago todo eso y más, a la par de mi trabajo, tratar de frecuentar a mi círculo cercano, de seguir apoyando a mi familia de origen y darme mis escapadas para consentirme, también trato de cuidar mi hogar y mi relación de pareja, además de no morir en el intento.
Ser mamá también se convirtió en mi reto más grande, aún más que un reportaje de un tema que no entiendo o de una cobertura en un lugar desconocido, pues sé que cada decisión que tome afecta directamente a otra persona, o a otro par de personas que dependen de mí, y ahí voy, resolviendo sobre la marcha, con carencias, pero el otro día leí que cada mamá da su 100 por ciento, que no necesariamente es igual al 100 por ciento de otras mamás, pero que representa todo nuestro esfuerzo y amor.
Si me preguntan qué se siente ser mamá, diría que es una mezcla de felicidad, orgullo, resiliencia, empoderamiento, ansiedad, miedo, frustración, aceptación, esperanza, entendimiento, empatía, sanación entre otras emociones, así de caótica y así de hermosa, algo que me ha dado identidad pero a la vez me la ha quitado, pues dejé de ser Ale para convertirme en La mamá de Elisa y Renata.
Y creo que de eso se trata el día a día de una madre, de ser “la mamá” y a la vez luchar por no perder la identidad personal, de que las personas te sigan viendo como Ale aparte de ser la mamá de las niñas, seguir siendo la amiga, la hija, la esposa, la compañera, la reportera, la fan de Green Day, la Potterhead, la amante de la lectura, la hermana, la prima.
Hay quien dice que el mejor consejo que le puede dar una mamá a alguien que no lo ha sido, es que no tenga hijos, y yo no estoy de acuerdo: tengan hijos, hagan familia, atrévanse a experimentar el amor más puro y profundo que van a sentir, siendo conscientes de todo lo que implica serlo, lo bueno y lo malo. Amo ser mamá, y me gustaría ser mejor mamá, me lo repito todos los días.
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