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ALEJANDRA OROZCO

La aventura de ser mamá: Socializar en pandemia

Tuxtla.- Esta semana, hice una entrevista debido a una inquietud que traía arrastrando: ¿cómo le está afectando a Elisa ser una ‘bebé-pandemia’? Nació una semana antes de que comenzara el confinamiento y no ha tenido la misma interacción que cualquier bebé antes que ella, incluyéndome.


Es decir, le ha tocado lidiar con ver gente con cubre bocas todo el tiempo, en casa es donde nos puede ver comunicarnos normal, pero por mucho tiempo su circulo estuvo limitado a sólo nuestra familia cercana.


Los primeros meses sí nos confinamos totalmente, conforme la situación ha cambiado la hemos ido sacando más poco a poquito, pero aún así no ha tenido una interacción normal con niños de su edad, o con cosas que le llamen la atención, como el zoológico o el parque.


Hablé con Belén Coello, especialista en estimulación temprana, quien me explicó que a los bebés se les tiene que estimular en diferentes áreas del desarrollo, entre ellas la socioadaptativa, y es donde han flaqueado muchos niños y niñas de la actualidad.

Es decir, debido a estar encerrados no han podido interactuar con otras personas ya sean adultos o niños, por lo que no saben cómo reaccionar ante más gente, cómo manejar sus sentimientos o emociones ante ellos.


El resultado podría ser niños inseguros, con mucho apego a mamá o a papá, dificultad para socializar, sobre todo si este contacto es repentino o de golpe, sin decir agua va, pues los primeros meses están en constante cambio en todos los aspectos.


Para evitarlo, Belén me recomendó trabajar mucho con texturas en casa, para estimular la parte multisensorial, esto le sirvió mucho a Elisa durante los primeros meses, pues le ayudó a abrir más las palmas de las manos y no tenerlas empuñadas todo el tiempo, así como las plantas de los pies.


Para los niños más grandes, se recomienda involucrarlos en las tareas del hogar, repartiendo las tareas e integrándolos en todo momento para que convivan, para que no se aíslen, Elisa está todavía chica para eso, pero en casa le hablamos mucho, todo el tiempo.


De hecho ya entiende bastante bien y trata de repetir las palabras: clarito dice mamá, papá, abu, titi (a sus tías), chichi, agua, papo (su trapo), pupó (su chupón) y hasta pide que la bañemos, se da a entender perfecto, nos señala todas las partes de su cuerpo y hasta trata de decir su nombre.


Esto es muy bueno, pues a pesar de que no ha interactuado más que con nuestra familia y amigos, es extrovertida y le encanta bailar y cantar, incluso cuando vamos a la plaza o hacer algún mandado, ve niños y los saluda con mucha emoción.


Ahí es donde me doy cuenta que le hace falta esa interacción, ve niños y se emociona muchísimo, les dice “nene!” y le gustaría salir corriendo con ellos, cuando ve venir a alguien lo saluda con la mano, ya sea una persona, un perro o un gato... creo que va a ser muy amiguera y sociable, y eso me gusta.


También es muy tierna cuando quiere, da besos de la nada, se acurruca, sonríe, así como de repente le gana lo impulsiva y pega, o puja cuando hace coraje, a veces hasta se muerde la mano cuando las cosas no salen como ella quiere, y sé que eso es apenas la antesala a los berrinches fuertes y “los terribles dos años”.


También sé que es parte de ir conociendo su propio temperamento, a manejar y controlar sus emociones, y que aunque entiende bastante, todavía no es lo suficientemente grande para razonar esas situaciones, es por eso que tratamos de ser respetuosos pero de poner algunos límites que nos ayuden en el futuro.


La aventura de ser mamá está llena de matices... es un sube y baja de emociones, hay días que me frustro, pero siempre estoy aprendiendo algo nuevo de mí o de ella, a diario me sorprende con sus nuevas habilidades, solo me faltan las palomitas para disfrutar de esta gran función que es Elisa a su año y un mes de vida.

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