La aventura de ser mamá: Un merecido descanso
Este fin de semana, luego de dos semanas seguidas de carrerear y trabajar muy duro, llegó el tan esperado fin libre, en el que no hice planes para nada más que descansar y pasar tiempo de calidad con mi familia, si bien tengo algunos pendientes, sobre todo de la casa y otros mandados por hacer, me urgía recargar pilas estando con la gente que más quiero y dejando de lado otros pensamientos y compromisos.
Aunque bueno, teniendo hijos pequeños el descanso físico es una utopía, porque entre semana hay que llevárselas casi dormidas a la escuela, y el fin de semana configuran su reloj biológico para despertarse antes de las 8, pero bueno, no importa, prefiero mil veces que me levanten ellas y atenderlas en pijama, que pararme a arreglarme e irme, sobre todo en esos días en que se quedan todos en casa.
Desde el viernes en la tarde, quedé libre temprano (gracias maestros por tomar la Torre Chiapas), Rodrigo salió temprano y aprovechamos a estar en casa los cuatro, las niñas se alegraron mucho de que su papá fuera por ellas a la escuela conmigo, cosa que nunca puede hacer, y así sentí que el fin de semana duró un poco más.
También traía pendientes atorados en la casa, como lavar y acomodar ropa -labor que parece que nunca termina-, pero después de dedicarle un rato a eso, aproveché que el sábado estuvo nublado y no hizo tanto calor para jugar con las niñas, o simplemente tumbarme junto a ellas a ver videos, vimos películas juntas, pintaron, y en general yo creo que los niños no necesitan mucho: con que les dediques un ratito 100 por ciento a ellos, a lo que quieren hacer sin distractores, basta para saciar su necesidad de atención y hacerlos sentir completos.
Hasta me pude echar una siesta, cosa que desde hace mucho necesitaba, estar todo el día en pijama, cocinar algo para que comiéramos, porque entre semana siempre tengo que comprar o pedir hecho, en general aproveché mucho este fin en casa, sin tener que salir a hacer nada, sin tener otro tipo de compromisos, solo mi familia, mi casa y yo.
El domingo, salimos a desayunar los cuatro juntos, por supuesto busqué que nuestros outfits combinaran, para molestar a Rodrigo y porque me encanta, con todo y las uñas pintadas por Elisa… y no hablo de las mías, sino de las de Rodrigo, que se olvidó de quitarse un bonito rosa neón que le puso su hija en manos y pies, hasta Renata acabó con color de uñas nuevo, la cosa era fluir y dedicarles tiempo de calidad, nada que la acetona no pueda quitar.
No quería que fuera lunes… traté de no pensar en ello para poder disfrutar en fin de semana, pero ya con las pilas recargadas es un poquito más fácil enfrentar la realidad y echarle ganas una semana más al trabajo, a la rutina del día a día, no hicimos gran cosa pero era un respiro que necesitaba ante tan atareado día a día, confirmé que mi familia es lo que más feliz me hace, mi lugar seguro y mi tranquilidad, por más que las niñas se la pasen haciendo travesuras y nosotros peleando con ellas para que coman, obedezcan o se bajen del sillón, ese caos es mi paz.
Y bueno, espero que también ustedes hayan tenido un fin de semana en armonía, que hayan descansado mucho y se hayan podido reponer de la agotadora semana, que tengan la batería bien cargada para esta segunda semana de junio, y que su familia sea siempre su refugio: si tienen la oportunidad de olvidarse de todo y enfocarse a ellos, no la desaprovechen, esa etapa se las recomiendo no saltárselas.
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