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Annete Lewis

La aventura de ser mamá: Una jornada sin precedentes

Si bien este blog habla de maternidad, en esta ocasión les quiero contar cómo me tocó vivir un día histórico, en lo personal, en lo profesional y para el resto de la sociedad, pues además de ser mamá, soy periodista, soy mujer, soy mexicana y soy chiapaneca, una mezcla de roles que este domingo tuvieron que coexistir desproporcionadamente para ser parte de la jornada electoral más grande de la historia.

Ya tenía meses preparándome mentalmente para esta fecha, sin embargo no fue suficiente, no estaba preparada para lo retador, emocionante y agotador que sería este día, menos aún, tenía idea de lo mucho que extrañaría a mis retoños y de que podía cansarme más que de costumbre.

Mi día empezó a las 3:30 de la mañana, pues tuve que acudir a maquillaje para después irme a San Cristóbal, donde me tocaría vivir la jornada de principio a fin, y estar generando información al menos cada media hora de cómo se iba desarrollando y las incidencias que ocurrían, apenas y me daba tiempo de probar bocado, pues el día estuvo bastante movido.

Desde que salí de la casa hasta que las niñas se despertaron, habrán pasado unas cuatro horas, en las que yo ya había hecho un sinfín de cosas y para ellas aún estaba amaneciendo, se quedaron con su papá quien tuvo que fletarse todo el día a su cuidado, y vaya que puede llegar a ser difícil considerando la etapa en la que se encuentran las niñas.

Aunque me la pasé pensándolos y extrañándolos, no tuve mucha oportunidad de lamentarme o comunicarme con ellos, me moví de un sitio a otro, incluso fui a Zinacantán, y me tocó relatar todo lo sucedido a través de diversas plataformas, en cierto punto el cansancio físico y mental me rebasaban, pero también estaba consciente de la importancia de mi labor durante el día.


Por otro lado, yo estaba muy emocionada por poder participar en la primera elección de una mujer presidenta, y tuve que hacer fila por hora y media en una casilla especial para poder participar, vi gente que esperó hasta cuatro horas o más para emitir su voto, y casillas que estuvieron llenas desde las 6:30 de la mañana hasta después de las seis de la tarde.

De verdad me conmovió y emocionó mucho ver tanta participación en las urnas, gente de todas las edades, condiciones y latitudes venció las horas de estar parados, el sol, el cansancio y todas las adversidades para ser parte de esta elección, de verdad que se siente bonito, pues me tocó ver gente que iba por convicción, más que por acarreo o condicionantes.


Quizá ahora, Elisa y Renata no entienden, tal vez para ellas simplemente fue un día en el que no me vieron, pero cuando crezcan les voy a contar lo bonito que sentí cuando cumplí con mi deber, pese al trabajo y a ir contra reloj, tener el tiempo para votar por quienes nos representarán durante los próximos años.

Ellas, sé que estuvieron bien, y también que llevaron a su papá al límite por sus berrinches y rebeldías, pero no dejé de pensar y querer estar con ellas todo el día, esperando que todo este cansancio, desvelo y ausencia valgan la pena para desde mi trinchera, haber puesto mi granito de arena para tener un mejor país.

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