La aventura de ser mamá: Últimos días de clases
Les escribo esta columna después de un arduo fin de semana de trabajo, ahora sí me tocó hacer guardia después de varios fines libres, esto entre tener que malabarear toda la semana con trámites y requisitos propios del siguiente ciclo escolar: juntas, reuniones, y lo peor, los odiosos estudios de laboratorio que piden como requisito para poder inscribirlos al próximo ciclo escolar.
En la escuela de Elisa, le piden una serie de análisis cada ciclo escolar, desde maternal, primero de kinder, y este es el tercer año que nos los piden, ahora que va a pasar a segundo… qué rápido pasa el tiempo… mi niña grande ya va a iniciar la mitad del jardín de niños y niñas, en dos años ya se me va a la primaria… paren todo, me quiero bajar.
Pero bueno, no nos adelantemos… digo, ya me puse a ver posibles escuelas, pero eso es harina de otro costal… el chiste es que ahora, no solo a Elisa, sino también a Renata le pidieron los estudios para que pueda ingresar a primero, entonces tuve que correr y arrearlas para reunir todo lo necesario.
La prueba consiste en sacarles sangre, hacerles un exudado de nariz y garganta, y recolectarles una muestra de pipí y tres de popó a cada una, que es lo más tedioso, por no mencionar lo más asqueroso que me ha tocado en este bello camino de la maternidad… aparte de lo difícil que es, que se dejen sacar sangre, claro está.
La primera vez, a Elisa le sacaron sangre del dedito, fue un show para que se dejara y también para hacerle la prueba de nariz y garganta, el segundo año le extrajeron sangre directo del brazo, pero a lo largo de todo ese año se estuvo dejando muy bien aplicar vacunas y fue muy valiente, así que no nos costó nada, se dejó perfecto, creo que eso lo heredó de mi, que de chiquita me sometí a varios procedimientos y según mi mamá, era muy valiente.
Pero el tema era Renata, a quien nunca le han hecho un estudio… así que busqué un laboratorio donde les hicieran la punción en el dedo, primero pasó Elisa y todo bien, luego tocó el turno a Renata, y fue todo el circo, maroma y teatro que me había imaginado… costó, pero se logró, ya solo queda esperar los resultados y esperar que todo salga bien.
A fin de cuentas, es un requisito, en lo particular lo considero innecesario porque hay pruebas como las reacciones febriles que según los médicos ya son obsoletas, pienso que picarlas, hacerlas sufrir y llorar cada año es algo exagerado, pero a fin de cuentas reglas son reglas y hay que acatarlas.
La recolección de pipí y popó también es un rollo, pero creo que era mucho peor cuando no controlaban esfínteres y usaban pañal, lo que yo hago es estar pendiente y cuando quieren hacer, las llevo a la nica, en el caso del uno, ahí dentro pongo el vasito esperando que le atinen, o de ahí pasarlo al vasito, y en el caso del dos, también las siento en la nica y de ahí me ayudo con algún cubierto desechable o abatelenguas para recolectar una muestra… perdón por ser tan explícita, quizá a alguien le sirva el tip.
Y en el caso del estudio de sangre, siempre las preparo diciéndoles un día antes a donde vamos a ir, qué les van a hacer y para qué va a servir, sobre todo porque hay que llevarlas en ayunas y ellas siempre se comen alguna galleta, leche o pedazo de pan cuando se despiertan, lo bueno es que entendieron y cumplieron, también sirve prometerles un desayuno rico saliendo del laboratorio o algún tipo de recompensa, no es un tema menor lo valientes que son y más si es su primera vez.
En fin, han sido días atareados y eso que faltan las inscripciones, las reinscripciones, surtir las listas de útiles, en fin, además de la nostalgia de que ya se van a primero y a segundo, la emoción de que ya estén las dos en la misma escuela y la ansiedad de que cada vez falta menos para que entren a la primaria… ah claro, esta semana acaba el ciclo escolar de Elisa, y tenerla en casa dos meses es una preocupación más a mi lista.
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