La Columna: A jugar a la pelota
- Annete Lewis
- 16 nov 2022
- 2 Min. de lectura
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Ya se ha dicho con anterioridad, la Copa del Mundo de futbol es un torneo en el que 32 selecciones van a jugar la etapa final, habrá algún nombre inesperado, un equipo que se robe el corazón de los aficionados, habrá animadores, esos que llegan siempre como reparto para complicar a los demás y por supuesto, los que van a pelear por la Copa, los de siempre.
Ya se ha dicho que no es un tema de justicia, porque de merecimientos, Holanda ya tuviera por lo menos dos copas del mundo, Argentina hubiera ganado en Italia y Brasil no hubiera llorado en el “maracanazo”; es decir, apelar al merecimiento no es determinante, porque el futbol se decide en 90 minutos, con 22 jugadores en cancha y todas esas circunstancias que tiene este deporte, que incluyó a la tecnología de manera más participativa en los últimos años, pensando pues en eso de la justicia que se pregona en todos lados.
¿Cómo le va a ir a México?, bien, es muy sencillo. No se puede aspira a conseguir algo que no se trabaja y todo se apuesta a una “buena tarde qatarí” que nos permita tener un premio inmerecido. Entiendo que puede parecerle malinchista, pero no se trata de soberanía y patriotismo; al contrario, parece que esa es la tendencia para justificar la mala gestión en las oficinas, que no permite crecer en la cancha.
Ante la situación actual del Tri, superar la fase de grupos debe ser una obligación, pero nuestros dirigentes han obtenido premios inmerecidos por un trabajo que se enfoca más en producir dinero. Somos un país tan pobre futbolísticamente, que lo único que tiene es dinero, que lo hace atractivo para el mercado sudamericano y que a últimos años, se ha visto desplazado por el vecino del norte.
No creo que alguien quiera que a México le vaya mal, pero tampoco existe un argumento sólido con el que se pueda pensar que podemos ser campeones del mundo en selección mayor y a partir de la próxima semana, disiparemos muchas dudas y analizaremos lo que hoy no nos permite la cercanía del arranque de la Copa del Mundo más atípica de la historia.
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