La Columna: Aleccionadora comida
A una mesa de distancia, un grupo de amigos hablaba de manera muy apasionada de deportes, era un botanero donde se suelen reunir amigos a saciar la sed y botanear en temas diversos, una tarde típica en la capital chiapaneca, con un ambiente cordial.
Entre palabras, chistes y bromas, surgió entre ellos, varios, un tema relacionado con el deporte y las políticas públicas y surgió pues un cuestionamiento que cobra mucha actualidad ante la inoperancia de quienes dirigen el deporte y cómo emplean el discurso de las “políticas públicas” en un entorno que genere los beneficios a los ciudadanos, a quienes tienen que ir dirigidas estas políticas públicas y decían firmemente ¿qué es peor, un político haciendo deporte o un deportista haciendo política?
Vaya que la conversación se encaminó a un debate en el que el análisis no encontraba argumentos para poder justificar ni una, porque el político puede tener gusto por alguna disciplina y presumirla, pero hay muchos casos en los que desconocen de normatividad y gestión y eso impide que se puedan vincular de manera correcta los dos temas; por otro lado, el deportistas haciendo política, en la mayoría de los casos (gran mayoría), el deportista que sabe se terminó su época en el alto rendimiento, descubre un nicho en el que puede continuar con beneficios, pero ya no subiendo al pódium o conquistando marcas; se trata pues del erario público con cargos en los que no demuestra mucho más que el pasado deportivo y en la mayoría de los casos, no es ni por lo menos mínimo.
EL tiempo ya me consumía pero cuando surgió la explicación detallada de una política pública que encamine a la masificación, como el deporte usado de manera precisa en temas de prevención, involucrando la salud y demás consecuencias de una buena política pública, inmediatamente había que voltear a ver quién hablaba sobre el tema, porque diseccionó con mucha habilidad la base de una política que involucra ciencia y modificación de un sistema formativo en la educación, que obliga a tomar medidas en las que se deben involucrar muchas dependencias y lógico, es ahí donde toma el carácter de política pública.
En fin, en un par de horas me di cuenta que nuestra actual directora fue una gran atleta, pero que seguramente no es capaz de entender lo que incluye una política pública con beneficios en el deporte, porque en cuatro años lo ha mencionado mucho, pero no se ha aplicado absolutamente nada.
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