La Columna: El camino es sinuoso
No cabe duda que ser deportista de alto rendimiento en Chiapas es eso, un deporte extremo. No únicamente hay que tener talento y habilidades, que deben desarrollarse todos los días, buscar la mejor forma de alimentarse y ahí comienzan los problemas, porque mucho dependerá lo accesible que puedan ser los apoyos de las autoridades, que tienen el compromiso de llevar de la mano a los deportistas.
En Chiapas el sexenio ya se divide, a partir de este, en los primeros cuatro años y medio en negar los apoyos y después, cuando hay que “limpiar” la imagen del dirigente, meses de buscar la forma de estar en el escaparate, aunque en el principio se diga que la ley no permite hacer el trabajo y después que siempre habrá forma de apoyar a los deportistas.
Después, hay que batallar con el desorden burocrático de ver cómo ni a Kafka se le hubiera ocurrido una metamorfosis de la oficina encargada del deporte, como ha sucedido. El Instituto ya había sufrido cambios en cada sexenio como tal; después, fue una Secretaría y en seis años a alguien se le ocurrió darla la estocada. Escuchar a la directora justificar esa decisión, es lo más parecido a no reconocer que no se sabe dónde va a pararse seis años.
Lo malo del último cambio fue que, si bien se cambió nominalmente el nombre, no se hizo del todo la estructura y muchos que tenían “plaza” en Juventud, trabajaban en Deporte y así, casos diversos de situaciones en las que, cuando se volvió a Institutos, la misma cantidad de burócratas de una secretaría, se dividió en dos institutos pero se quedó con un exceso que se consume el presupuesto, principalmente en Deporte.
Después, si se habla de la posibilidad de crear una secretaría el sexenio pasado, para tener un secretario más, en este se dividió en instituto para cumplir ahí, donde no hacen mucho “daño” al tema de la equidad de género.
Imaginen que el deportista que entrena todos los días, sabe que debe ser presa de todas esas decisiones, que por lo regular terminan colocándolo en la última de las prioridades, en una dependencia que debería tenerlo como la primera. Este sexenio volvió a poner el deporte en un sitio inexplicable, pero ahí está el deportista que, encima de todo eso, le entrega al dirigente el argumento para ir buscando un nuevo cargo político.
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