La Columna: El dilema del Tri
- Annete Lewis
- 22 feb 2023
- 2 Min. de lectura

Mucha tristeza me dio escuchar a Miguel Herrera afirmar que fue el único de los “candiateables” al Tri, que presentó un proyecto, porque el “piojo” sabe que que eso era lo menor, que no importa si el enfoque era deportivo, ese tema siempre pasa a segundo plano entre quienes toman decisiones.
Herrera debió presentar un certificado en el que se señale que ya sabe manejar su ira, que ha conquistado la virtud de controlarse en un medio que ha crecido de gran manera en los diferentes rubros de la comunicación. No hay manera de conseguir un entorno positivo si únicamente se prioriza, desde esa posición, el tema del interés personal (beneficios económicos), que el deportivo.
Herrera sabe que, un entrenador debe estar expuesto por su desempeño en el banquillo y no por dos vertientes que son su pan de cada día, comenzando por encontrar el balance entre la autocrítica y la recepción de la crítica externa; en ocasiones habrá quien señale en ese punto, una virtud que entrega mucha objetivodad mediática y por consecuencia, una serie de situaciones favorables en los medios diversos.
El “Piojo” no acaba de distinguir que, una cosa es su figura y su trabajo y otra muy distinta su familia. Evidentemente no hay quien permita que su familia sea objeto de comentarios y señalamientos, pero si no hacemos mucho porque la familia se involucre desde distintos frentes, más complejo será que puedan evitarse momentos complicados y encima, fijar una postura en una situación compleja. Lo que sucedió en aquel aeropuesto, desafortunadamente hizo más protagonista a la hija del entrenador, que al mismo entrenador y eso que fue Herrera el que cometió la agresión mayor, que terminó costándole el puesto.
Vaya que si era una gran oportunidad para Miguel Herrera, con el mundial en casa y sin eliminatoria, que es lo que ha desnudado al más pintado al frente del Tri; sin embargo, deberá formarse de nueva cuenta en la lista de espera y sabedor de que, de nueva cuenta, su elección no pasa por un proyecto, es más por su comportamiento y mientras en la cancha y en las conferencias de prensa, continúe con esas situaciones bipolares, seguramente tendrá menor posibilidad. Ya en Tigres se ejemplificó lo de la imagen, ahora debe ser el mismo “Piojo” quien deberá aceptar y mejorar en un tema que no está ni cerca de ser futbol.
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