La Columna: El pobre Tyson…
No, lo que vimos el viernes pasado en Arlington está lejos de ser boxeo; no, tan sencillo como entender que ese deporte, concebido como tal, tiene reglas escritas y otras tantas “naturales”, que no hubieran permitido de manera oficial, un duelo de ese tipo.
Mike Tyson es una leyenda del boxeo, el que fue su rival el viernes es un creador de contenido en redes, que le sabe a los negocios, que puede tener algo de pasión por el boxeo, pero está lejos de poder considerarse un boxeador; que ha montado este tipo de espectáculos, normalmente midiéndose ante retirados y rivales que no cuentan ya ni con el nivel ni con la edad.
Tyson no tiene que demostrarle nada a nadie. EN su “prime”, el peleador pudo deshacer a cuantos rivales enfrentaba, sus triunfos eran más enfocados en cuántos segundos iba a durarle el rival y no los rounds, “Iron Mike” llegó a dominar los pesos pesados en el pugilismo, hasta que el boxeo lo consumió con su entorno y las malas influencias. James “Buster” Douglas tiró al mito del invencible Tyson en una noche inesperada.
Ahora, el espectáculo y el dinero pretenden colocar en jaque al deporte, que ya en su momento vivió una dura etapa, justo en la mejor etapa de Tyson, cuando el PPV hizo de las grandes funciones, una mina de oro en el que los más afectados eran los de extracción humilde, quienes no podían ver en vivo las peleas y se conformaban con algunos resúmenes en algún canal; ahora, parece que el espectáculo vuelve a un escenario en el que ya no van a seguirlos los aficionados al boxeo, lo harán los de una generación que, pretende, hacer ver que el deporte es una buena herramienta con la que se pueden enriquecer y siendo protagonistas de un espectáculo bien montado, no del deporte como tal.
Me dio pena ver a Tyson en el cuadrilátero, porque su leyenda debe ser intachable; sin embargo, las condiciones y momento, sirvieron para reconocer el camino que van tomando ciertos deportes, relegando su esencia con tal de incursionar en el terreno económico, porque entre más dinero, más se concede en contra del deporte.
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