La Columna: Es la nueva política
Se lo han contado por todos lados, tiene muchos años ya que la forma de hacer campaña política ha evolucionado, muchos han encontrado formas de hacer “campaña” sin que parezca una campaña; es más, hay quien ni siquiera sabene si van a poder estar en el escenario de una elección, pero evidentemente se saben con posibilidades y no por capacidad, sino por muchas “formas” que se han adoptado en esos procesos.
Es evidente que hay quien ya está haciendo labor, pero no hay que olvidar también que la fuerza opuesta para quienes quieren ser aspirantes, está en el mismo congreso actual y la reelección; sin embargo, no se puede perder la esperanza de estar en esa vía.
Recorre el whatsapp un fragmento de una entrevista ralizada a una directora que fue cuestionada con las intenciones para cuando, en poco más de dos años, y dejó ver que sí, hay que seguir en el plano político, sitio en el que cualquiera se siente cómodo, el trabajo a veces no está ni cerca de ser apto, pero hay “maneras” se seguir con una gotera del erario, lo que se traduce en la pobreza de quienes nos representan en las curules, quizá no hay forma de encontrar a los mejores, los elige antes alguien más, con parámetros como lo de la equidad de género.
Así es como le cuestionaron a la entrevistada si no antes había señalado que, en su posición sus antecesores habrían ocupado el cargo como “trampolín” y ahora, cuando se acerca el momento, parece que ha cambiado de parecer.
Carlos Penagos no tuvo tanta fortuna, cuando después de la SJRyD, intentó ir a una boleta electoral consiguió su objetivo, pero después se terminó el sueño, porque de aspirante a activista hay unas elecciones.
En fin, los políticos muchas veces van improvisando una evolución que debería ser natural. Tú ocupas un cargo público por perfil o por capacidad y cuando se hace bien el trabajo, la intención debería ser mantenerse en ese frente; si no, lo ideal es tener un plan B, porque vaya que la popularidad ya se ha transformado en “estructura” y los partidos saben a quien le entregan ese benficio. Nadie sabe para quién trabaja pues, hasta que las boletas electorales estén impresas.
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