La Columna: Esa nueva generación
Tal parece que la nueva generación de entrenadores en el futbol mexicano está un paso adelante, que sabe cómo hacer funcionar a los equipos, que van a Europa y buscan aprender de los mejores y posteriormente vienen a México a buscar aplicar lo aprendido, pero de alguna rara manera no lo consiguen.
Los casos como el de Rafa Puente del Río es claro ejemplo de lo que sucede. Habrá quien no recuerde aquel Lobos BUAP que jugaba al futbol de una forma bastante interesante, que era atractivo, que dominaba con el balón y que tenía contundencia. Que logró el ascenso a la Liga MX y ya ahí, cuando hay que involucrar al mundo real del futbol en México, se termina todo.
La fórmula de aquel Lobos BUAP era importante, jugadores en su posición y uno que otro poniendo sus habilidades al servicio de una idea futbolística, no había manera de no aplaudir a este equipo cuando consiguió aquella hazaña, que pocos años después terminaría en desazón para los “universitarios” poblanos.
Es quizá la Liga MX lo que podríamos considerar la “tumba” de esta nueva generación de entrenadores y no porque no tengan capacidad, en todos lados hay casos de estrategas que fracasan y lo intentan siempre, como Ranieri por ejemplo, que luchó y luchó, en equipos de prestigio, medianos y hasta en los pequeños y nadie olvidará su hazaña dirigiendo al Leicester hasta llevarlos a conquistar la Premier League entre monstruos económicos.
Pero ¿es tan malo Rafa Puente como lo dicen los medios?, bueno, cometerá errores quizá, como los comete todo aquel que se puede osar de estar dirigiendo a un plantel de 24 jugadores que tienen intereses por separado, que en su mayoría, forman grupos donde terminan dirigiendo el destino del club de a cuerdo a los intereses de quien los representa; de una liga que sigue promoviendo torneos que no pueden ser parte de una prueba para estos entrenadores, que necesitan de proyectos a mediano plazo por lo menos y después, una afición que termina siendo conducida desde un micrófono, desde donde también se usa como estandarte, el carrusel de entrenadores viejos y arcaicos que no dejan crecer al resto, auspiciados por algún promotor poderoso, de esos que se manejan entre las sombras en las oficinas del Estado de México.
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