La Columna: Falta mucho por hacer
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Vaya que si se puede considerar un éxito la Carrera Tuchtlán, única en su especia en Tuxtla, convocada por al municipio, difícilmente alguien podrá informar sobre la cantidad de corredores que tomaron parte en esta justa, pero vaya que si fueron muchos y que se cumplió con el objetivo. Una pena que solo sea eso y no exista más que eso.
Al deporte, Tuxtla le resulta noble porque, si bien esto puede considerarse como promoción de actividad física o lo que ya se conoce como deporte popular, pero que se queda en eso, en un buen evento que no tiene base. Vaya, como también se decía antes: carreras, carreritas y carrerotas.
Tuxtla, como capital y con toda la carencia de espacios que puedan sumar a un crecimiento desmedido de la mancha urbana, no tiene más que ver “masificación” en una justa de este tipo, con una distancia importante, una recreativa y un montón de dirigentes que “predican” con el ejemplo; sin embargo, como un dirigente sí reconoce lo vital que resulta el tema de mantenerse saludable con el deporte como acto preventivo, pero no hay manera de crear una estructura de cultura física para que los espacios (pocos por cierto), sigan siendo públicos y buscar la forma de invertirle de verdad para que los pequeños y no tan pequeños puedan tener acceso a la actividad física sin tener que trasladase hasta el otro lado de la ciudad, o tener que pagar porque alguien pueda ayudarle.
Sí, una carrera de esta magnitud puede presumirse, porque reunió muchos elementos de un evento importante, como la Carrera del Parachico y una que otra más. Sin olvidar que, gratuita y con la rifa de un coche, bien se pudo pensar en algo más.
Recobrar el control de los espacios y meterlos en la dinámica de hacerlos autosustentables suma a que no haya gasto innecesario y pueden abrirle la puerta a todos los que quieran y no los pocos que puedan ir a dejar una mensualidad a un espacio que, se supone, es público.
Hay que espabilar, comenzar por Caña Hueca y que alguien se ponga a trabajar para armar un proyecto de cultura física en un espacio, que sí, se “vende solo”, pero que necesita tener vida propia.
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