La Columna: No hay secretos
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Sobre el dominio de América sobre Chivas de los últimos torneos, de la última década. De cómo el América encontró la forma de explotar la fórmula con la que el futbol mexicano ha proliferado con extranjeros, en su mayoría de nivel pobre, pero las Águilas ya se la saben, ven uno bueno, consolidado en México y lo integran a su plantilla, aunque en otras ocasiones ha sido necesario encontrarse una joya y pulirla.
Contrario a lo que sucede con el Guadalajara, que ya con el solo hecho de contar únicamente con jugadores mexicanos, puede darse el lujo de ser el hazmerreir de todos, encontrando fórmulas que son paliativos para un mal que sigue sin remediar. No importa si Fernando Hierro reconoce fórmulas que le permiten trabajar de mejor forma a los elementos locales, al final, si en los momentos en lo que todo depende de un entrenador, siempre será el mismo resultado.
Quizá en el futbol europeo, salvo cuando algún entrenador en un equipo reconocido, pierde el juego más importante, termina perdiendo el puesto sin importar más que las formas. Si te golean en una exhibición, que tu propio equipo dio, pero tuvo mala fortuna, no hay mucho qué hacer, es futbol; sin embargo, si ya una vez te pintaron la cara por “inventar”, después en una Liguilla, estando eliminado, las circunstancias del juego de arreglan el problema y al siguiente clásico vuelves a ser exhibido, significa que puedes tener todos los logros del mundo, si no aprendes a jugar los clásicos y todo se resume a “estar dolidos”, no funcionará en un equipo como Chivas.
América tiene a un entrenador que, aunque le ha costado un poco, por bajas, convocatorias a selección y otros detalles, al final, cuando tuvo a lo mejor, ejemplificó lo que busca y hacerlo ante el odiado rival, siempre será una muestra de poderío. No hay manera de defender a Paunovic sobre Jardine, mientras el de Chivas volvió a palmar de fea forma, el del América se ha fortalecido y tiene a su equipo a las puertas del liderato general. Eso en Chivas, debería ser imperdonable, pero los tiempos han cambiado y las cosas no parecen tan graves.
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