La Columna: Salió el primero
Javier Hernández descubrió un poco más de un secreto a voces en el futbol mexicano. El delantero y máximo goleador de la Selección Nacional se quedó en el medio de una disputa en la que, con ventaja, un grupo de jugadores aprovechó el momento para hacer valer sus intereses.
Si hablamos de algún interés en específico, es claro, había que allanarle el camino a Raúl Jiménez como 9 para Qatar y el problema puso a Hernández en jaque. Aceptó las consecuencias de un acto en el que participaron varios, pero en el que el “Chicharito” fue el más sacrificado a grado tal de, sin ahondar, no volvió a una convocatoria para el Tri en un proceso en el que, para mala fortuna, lo que más faltó fueron goles.
Aquella salida, en la que varios jugadores se fueron a pasar una buena tarde, en la que se involucraron mujeres, hotel de concentración y personal de logística del Tri, parece que únicamente tuvo un responsable y fue Hernández el que no quiso escapar del tema, asumió la consecuencia y guardó silencio para no señalar a quienes, de manera directa o indirecta, también fueron parte de aquella indisciplina, pero uno el sacrificado.
EL asunto toma un tinte distinto cuando el mismo “chícharo” saca de la ecuación a Gerardo Martino, que fue el autor material del veto, pero intelectuales hubo varios, un sector de la selección que protegía a Jiménez, a pesar de un nivel paupérrimo como para que Henry Martín terminara siendo titular. Imaginen que la tercera opción fue el titular en la Copa del Mundo y el máximo anotador en el mundial no estuvo.
Hay una estadística que señala que, de todas las selecciones que asistieron al mundial, quienes tenían a su máximo anotador en activo, lo integraron en su lista final y los que no, el retiro ya los había condenado. Solo México prescindió de su máximo romperredes.
No tarda Gerardo Martino en salir a detallar su versión de este tema, en el que todo el mundo tuvo la verdad enfrente, pero no hubo forma de hacer ver a quienes toman decisiones, que Hernández era imprescindible en un proceso que no fue contundente.
Hernández ha jugado más en el exterior que en México, su futbol desarrolló en Europa y nos dimos lujos innecesarios. Solamente 4 años en México, 16 fuera del país, le entregan un respeto que en el proceso pasado, ante el resultado más precario de los últimos, no le entregaron al jugador entre los mismos colegas y eso, al final, terminó redundando en el fracaso de México y las malas formas en las que México ha puesto en manos de unos pocos, decisiones que ya son más complejas.
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