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Annete Lewis

La Columna: Sin sorpresas


Lo sucedido en la eliminatoria estatal de Taekwondo, con un entrenador “recomendando” a un atleta fingir una lesión para ganar, no debe sorprender a nadie. Cuando existe un conflicto como el que se vive en ese deporte, entran en un terreno en el que se vale todo; sin embargo, es un deporte que presume de transmitir valores, honor y juego limpio, escenas como esas no hacen más que evidenciar a las personas.

Pero dejemos un lado a los entrenadores, que a resumidas cuentas, no hacen más que confirmar lo que se habla de ellos y con sus acciones se van colocando en su sitio.

Aquí hay que revisar también al atleta, porque si bien la edad los puede mantener en una etapa en la que pueden llegar a pensar que están realizando una acción válida y la verdad es que están siendo usados como un instrumento de alguien más para cumplir intereses que no son necesariamente válidos.

Un Atleta sabe que, quizá ya no basta entrenar, con fingir una agresión o una situación fuera de reglamento, le alcanzará para ganar y ciertamente, combinado con un juez que es permisivo, con un entrenador que propicia esa acción y todavía una autoridad omisa, evidentemente no hay forma de hacerle ver lo diferente que es competir con limpieza lo que debe ser un premio que lleve incluido el reconocimiento.

No hay honor en un triunfo de esa forma y en un deporte que presume ese valor como principal característica ¿cuánto vale pues ganar?

Que ya en redes sociales se vuelve un territorio de nadie y cada uno lleva agua a su molino, hay que confirmar algo, de aquí en adelante, cómo puede un entrenador exigirle a un atleta que entrene, si le está enseñando un camino bastante sencillo para ganar. No hay forma porque se están hablando de niveles que pueden caer en el fraude, en la trampa, en la corrupción.

Ahora bien, cuando es año en el que deben acercarse las elecciones, aquellos entrenadores “federados” que se inclinan por respetar el honor de su deporte, los valores y esas cosas, pondrían de presidente de la asociación a este personaje, del que se relatan un sinfín de improperios en los que han arriesgado a los deportistas. Los padres de familia que observan este tipo de acciones, piensan que es la mejor forma de figurar y mantener un estatus que tiene como base la trampa.

Vaya que si el Taekwondo sigue dando tumbos y con el tino del Indeporte de buscar el Macro Regional de esta disciplina, en la que siguen los personajes arrastrando el poco prestigio que alguna vez se tuvo en esta disciplina.

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