La Columna: Sin sorpresas…
Que se anuncie la salida de RedBull de Sergio Pérez no debería ser sorpresa. Que sea el mexicano quien lo haya decidido tampoco.
Es evidente que la pieza que le faltaba a los austriacos para tener aspiraciones serias al título del mundo, tras el paso de Sebastian Vettel de sus filas, era una dupla de pilotos que fueran contrastantes; mientras por un lado a Verstappen se le arma la fiesta en Países Bajos, a Pérez se le arma un carnaval a donde quiera que va. Las personalidades de los pilotos son contrastantes, pero sin dejar a un lado la disponibilidad de Pérez para reconocer su sitio y hacer lo correspondiente para ayudar a su equipo, eso casi no existe en la actualidad.
Que RedBull tiene las formas de suplir a Pérez, claro que las tiene, porque es la escudería más atractiva para todos los pilotos que ocupan el segundo asiento y quieren el primero; sin embargo, ahí es donde radican los temas a resolver por la escudería, porque no hay forma de encontrar con facilidad a un “escudero” para Max, que sin duda, también podría dar la sorpresa tras ganar su cuarto título mundial.
Pero es complejo ser la pieza que compuso a un equipo y que funcionara y que el entorno del mismo sea tan enrarecido como para no encontrar las mejores vías para hacer las cosas bien. Si en algún momento, una de esas piezas es tan valiosa como tu pieza principal, lo que menos puedes hacer, es señalarlo hasta cuando no tiene responsabilidad; claro que Pérez cometió errores, pero hasta Verstappen echó a perder carreras y si hacemos una revisión, no hay campeón mundial que no haya tenido un abandono inesperado, por errores de conducción. A Pérez lo mataban mediáticamente con análisis que, sin duda, buscaban interponer esa línea entre una escudería que no sabe manejar el garbo del campeón de la mejor manera.
Pero Pérez decidió que, quizá el 2025 a pesar de estar bajo contrato, podía ser igual que este 2024, siendo ya no solamente el escudero de Verstappen, sino quien sirviera de laboratorio, para que el neerlandés pudiera tener un mejor auto durante cada fin de semana de carrera y eso ya hartó al mexicano, que prefiere ir a otra escudería a buscar no tener tanto reflector negativo, propiciado por su mismo equipo.
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